Con lágrimas en los ojos, con las pulsaciones a mil y con todas las sensaciones que le generaba haber conseguido el “sueño que tenía desde chico”, Juan Martín Del Potro señaló que con la obtención de este US Open cumplía sólo “uno de sus sueños”, ya que tenía otro más importante. “Todavía me falta parecerme a Roger.” Hoy aparecerá quinto en el ranking, a 655 puntos del cuarto, Novak Djokovic.

A pesar de toda la emoción que le generaba ese momento tan imaginado, el tandilense no se olvidó de su entrenador, Franco Davín, que fue muy importante en su crecimiento tenístico, y su familia. “Sin ellos esto es imposible de hacer. Esta victoria es para la gente que me apoyó todo el tiempo, desde chico”, recordó.

Y en el cemento del Arthur Ashe, donde minutos antes había recibido el trofeo, analizó el encuentro: “Es muy difícil creer lo que estoy viviendo. Estuve siempre abajo ante el mejor jugador del mundo. Por momentos las cosas no salieron, pero en esos instantes estuve muy tranquilo, no aflojé. Y aunque Roger se equivoca poco, pude ganar los puntos importantes y llevarme el partido”.

Ya más tranquilo, señaló que lo más importante fue su “capacidad de lucha”. “Estaba muy nervioso en el arranque. Iba a ser difícil entrar con tranquilidad. En mi torneo favorito y contra el mejor jugador de la historia –graficó–. Creo que cuando le rompí por primera vez fue la clave. Estaba sintiendo que él ya no estaba tan seguro y me acordé de los errores de la final de París. Sabía cuál era la táctica para ganarle, pero arranqué mal. Sentí luego que el partido podía ser para cualquiera, y aunque tuve que remontar en dos ocasiones, hice todo lo que tenía que hacer. Aún no puedo explicar lo que siento porque ni yo sé lo que está pasando. Estoy más que feliz”, señaló.

“No podía creer el ánimo de la gente porque Roger es ídolo donde juegue. Empezar a sentir que por momentos la gente se ponía de mi lado y disfrutaba del esfuerzo que hacía, me ayudó mucho. Gracias a eso y a su respeto pude ganar.”

Luego contó que “anoche (por el domingo) fue terrible. Pedí a mis amigos que me entretuvieran porque no pude dormir. No sabía si pensar en el partido de Rafa (Nadal) o en la final. Y vine pronto al club y eso me ayudó a tratar de relajarme y disfrutar de este momento”.

Para Federer, la clave de la derrota fue “no haber aprovechado cuando él bajó el nivel, eso me costó el partido. Juan fue más constante que otras veces”.