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Dicen que la consagración de Juan Martín Del Potro comenzó ayer a las 17. Para mí que es mentira. Que comenzó en 2005, cuando decidió hacerse profesional. No. Que arrancó a los 6 años, cuando tomó la primera raqueta en sus manos, en Independiente de Tandil.

Creo que comenzó más atrás. El día en que Diego Maradona le marcó el inolvidable gol a los ingleses en el Azteca. O cuando la Selección venció a Alemania en la final, el mismo año de 1986. O mejor: cuando Daniel Passarella levantó la Copa del Mundo tras derrotar a Holanda en el estadio de River.

Quizá comenzó cuando Juan Manuel Fangio ganó su primer título mundial en Barcelona, en octubre de 1954. O el segundo, en Suiza, durante 1954. Tal vez en el tercero, o en el cuarto, ambos en Italia, durante 1955 o 1956, o seguro que fue en aquella magnífica tarde de Nurburgring, Alemania, durante 1957.

No, claro, fue con la piña de Carlos Monzón que derribó a Nino Benvenuti en Roma, o cuando Paul Fujii no salió de su rincón en Tokio vapuleado por Nicolino Locche, cuando Víctor Galíndez liquidó a Len Hutchins en 1974 o noqueó a Richie Kates en 1976 con el rostro inundado de sangre.

Por supuesto, empezó esa noche de polvo de ladrillo en Forest Hills, cuando Guillermo Vilas (foto) doblegó a Jimmy Connors, o en la madrugada de Australia 1974, o en la mañanita de Roland Garros 1977. Cuando Gaby vapuleó a la Graf en el Flushing de 1990. O cuando Gastón Gaudio y Guillermo Coria protagonizaron la final del Abierto de Francia en 2004, cuando la Legión parecía una realidad eterna.

Seguro que arrancó en aquella magnífica noche del Luna Park, en 1950, cuando Monza, González, Furlong y compañía ganaron el primer Mundial de Básquetbol, o en la tarde de Atenas, cuando Ginóbili, Scola y Nocioni se robaron el corazón de todos y la medalla de oro. ¡Medallas doradas! El día que la ganó la Selección de Bielsa en 2004 o la que comandaban Messi y Riquelme en Beijing, el año pasado, o mucho más atrás, cuando Nelson y su pandilla ganaron la dorada del polo en 1924 y repitieron en 1928.

Seguro que empezó antes: el día en que los Pumas superaron por segunda vez en un mes a Francia y se quedaron con el tercer puesto en el Mundial del 2007. O cuando Juan Carlos Zabala, el Ñandú Criollo, conquistó el Maratón de 1932 en Los Angeles y Delfo Cabrera repitió la hazaña en Londres 1948. O en la cancha serena de Helsinki, el día de 1952 en que Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero remaron hasta el oro.

Es cierto: la consagración de Juan Martín Del Potro comenzó mucho antes que ayer, el día en que alguien, cualquiera, casi por casualidad, acuñó la marca. Deporte Argentino. Una marca ganadora en el mundo. Orgullosa de su historia.