Domingo, 7 de junio de 2015 | Hoy
DEPORTES › EL URUGUAYO FUE DECISIVO
Hace casi un año, Luis Suárez quedó marcado por una de las sanciones más duras en la historia del fútbol. El delantero uruguayo regresó en Berlín a la cima al convertirse en el futbolista decisivo de la final de la Champions. La elección del mejor jugador de la final recayó sobre Andrés Iniesta, pero la jugada que inclinó el partido la protagonizó Suárez.
En el mejor momento de la Juventus, su arquero Gianluigi Buffon repelió un disparo de Messi. Pero no fue un rechazo contundente. Tampoco un despeje a una zona segura. El balón no fue a un costado ni tampoco abandonó las cercanías del área. Demasiadas concesiones para alguien como Suárez, que había venido avisando con un par de remates peligrosos.
El uruguayo empujó el balón a la red anticipándose a todos los defensores y a su compañero Rakitic. Rescató a su equipo en un momento muy difícil, con el marcador 1-1 y con la Juventus generando suficientes llegadas como para dar vuelta el resultado.
“La temporada fue dura. Empezó muy dura. Mi mujer y mis hijos también sufrieron. Se lo dedico a ellos y mis compañeros”, dijo luego. Suárez vivió su particular descenso a los infiernos hace casi un año, el 24 de junio de 2014. Fue entonces cuando mordió a Giorgio Chiellini –que ayer vio el partido desde el costado del campo, afectado por una lesión– durante un partido del Mundial de Brasil. El uruguayo negó inicialmente los hechos, pero las imágenes televisivas actuaron de fiscal acusador y la FIFA ordenó una sanción ejemplar de cuatro meses sin jugar y nueve partidos oficiales con su selección, una pena todavía no cumplida.
Durante su tiempo de inactividad, Suárez tuvo que afrontar una vida poco agradable. Primero reconoció que estaba recibiendo tratamiento para controlar su ansiedad, casi próxima a la ira, para evitar episodios como el del mordisco a Chiellini.
Se recuperó y acabó siendo fundamental en la conquista de la Liga española por parte del conjunto azulgrana. No podrá jugar la Copa América, pero en Berlín, Suárez confirmó su regreso a la elite del fútbol mundial. Por eso recibió un grito unánime –y tan rioplatense– de la hinchada del Barcelona cuando terminó la final: “¡Uruguayo, uruguayo!”.
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