Martes, 13 de junio de 2006 | Hoy
Por A. G.
Dos nombres, dos pasaportes, dos manos, algo inseguras, pero manos al fin. La historia de Richard Kingston, el arquero de Ghana que ayer manoteó todos los centros en el primer tiempo y que atajó bárbaro en el segundo, es muy particular. Hace diez años arribó, junto a Stephen Appiah, a Turquía, donde se quedó a jugar y a vivir. Sin embargo, el arranque no fue fácil porque de Galatasaray lo fueron prestando a diferentes equipos, hasta que tomó la decisión de nacionalizarse turco: “Me dio la posibilidad de no ocupar plaza de extranjero”. Tan apegado a las costumbres turcas, Kingston decidió cambiarse el nombre, por lo que allí ahora lo conocen como Farouk Gursay. No son un nombre y apellido casuales: Farouk se llama el presidente de Galatasaray y Gursay es el apellido del vice. Ya como turco, a Kingston todo comenzó a irle mejor y pudo firmar un contrato con el Ankaraspor. Claro que otra vez le aparecieron los problemas. En un partido de la Copa Intertoto, un control antidoping le dio positivo. “Tomé un remedio para que mi mujer no quedara embarazada, no fue doping”, se defendió. Igual, le dieron seis meses de suspensión y el Ankaraspor lo dejó libre. “Soy un desocupado y espero que el Mundial me dé la chance de conseguir un equipo”, comentó Richard-Farouk. Si es el del primer tiempo, engrosará el índice de desocupación. Si ataja como en el segundo, pronto tendrá trabajo.
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