Bien, después de esto, ya casi somos campeones. Les ganamos caminando, como si hubiéramos jugado en el potrero. Los alemanes ya nos ven campeones totales, sin ninguna duda cartesiana. La revista Spiegel mañana va a publicar un artículo exhaustivo titulado: “El famoso desconocido”. ¿Adivinen quién? Sí, Pekerman. Ya saben toda su trayectoria, hijo de judíos ucranianos, jugó fútbol hasta los 28 años, pero se rompió la rodilla y entonces manejó taxis, vendió pomitos en la calle y cantó en el conjunto Los Triperos. Hasta que llegó a lo de ayer: 6 a 0. Aunque Bilardo y Menotti no lo quieren, y Maradona tampoco. Bien, pero el entusiasmo del público es desbordante. Aunque el comentarista alemán de la televisión, el internacional Günther Netzer, se equivocó varias veces y en lugar de decir el conjunto argentino dijo el conjunto brasileño. Total, es lo mismo. Pero se ve que le llamaron la atención y después, para no confundirse, nos llamó “los sureños”. No, no los “sudacas” sino un poco más fino: los sureños. Bueno, no está tan mal.

Bueno, vayamos al grano: los sureños estuvieron como en sus mejores tiempos. Los bien veteranos recordaríamos: es La Máquina de Moreno (perdón que me repita) o son los canallas del torito Aguirre; sí, ya lo dije, pero es hay que aprovechar la ocasión, si no, ¿cuándo lo decimos? Aunque hay que ser positivos como los alemanes, que hoy lo han llamado “el mejor equipo de este campeonato, no hay dudas”. Claro, después pasaron la información de que había problemas con los técnicos que prepararon el césped, porque los jugadores se resbalan mucho. Se iniciaron expedientes y ya están las primeras renuncias. Hasta el césped está deprimido. Y se habla de que renunciaría el propio Beckenbauer. Bueno, pero sigamos con los “sureños”. Riquelme parecía José Manuel Moreno; el pibito Saviola imitaba a aquel wing llamado Loustau... ¿Se acuerdan, viejos? Messi hizo olvidar a Maradona, que hacía fantochadas en la tribuna para que lo miraran a él. Muy bien Abbondanzieri: es que aprendió a jugar en Central antes que se vendiera a Boca.

Así vale la pena. Soriano hubiera escrito que jugaron como los gauchos, por supuesto los gauchos de Boedo, lindo nombre en vez de San Lorenzo, pero, bien, sobre gustos no hay nada escrito, a ver si desde el cielo me define de nuevo a Rosario como “ese adminículo con que rezan las viejas”. Perdón, sí, ya lo conté. Es que cuando estemos todos en el paraíso, los vamos a hacer jugar a estos once, que fueron catorce, que jugaron ayer y metieron media docena. No jugaron como dioses, jugaron como ángeles. Tomala vos, dámela a mí, como decían los pibes de Belgrano que jugaban en el barro de la calle Arcos y no me dejaron nunca participar. Por algo será. Pobres serbiomontenegrinos, nunca podrán olvidarse de esta paliza de pelotazos. Mejor que se dediquen al golf.

Como ven, hoy no voy a meter comentarios zurdos. Si salimos campeones, después tendríamos que ser capaces de parar el hambre en nuestras... perdón, hoy no.

Dice la revista Spiegel que Pekerman tiene en su casa un perro y dos gatos. ¡Miren qué información importante! Pero, claro, lo importante está en que esos animalitos llevan el nombre de los países donde ganó el juvenil Sub-20 con Pekerman como entrenador: Qatar, Malasia y Argentina. Y le preguntan: “¿Y cómo se va llamar su próximo gato?”. Alemania”, contestó. Está todo dicho.