En Estados Unidos no se cansan de difundir estadísticas negativas. Esta vez se trató de la pérdida de 63 mil puestos de trabajo, la mayor caída desde marzo de 2003. A pesar de este dato, y sin necesidad de manipular las estadísticas, la tasa de desempleo cedió 0,1 por ciento. La causa fue el abandono del mercado laboral por parte de 450 mil personas, la mayor reducción en cinco años. Poco antes de conocerse estos datos, la Reserva Federal anunció que aumentará la inyección de liquidez a 100 mil millones de dólares. Pero la iniciativa de la Fed no fue suficiente para contener a los hipersensibles mercados, que cerraron en su mayoría a la baja.

En Wall Street, el índice Dow Jones cedió 1,2 por ciento, registrando su nivel más bajo desde octubre de 2006, y en Buenos Aires el MerVal cayó 2,2 por ciento. Por su parte, el euro continuó apreciándose contra la moneda norteamericana y el precio del petróleo siguió subiendo.

Los datos de empleo golpearon fuerte, ya que la mayoría de los especialistas esperaba la creación de 20 mil puestos. La información fue interpretada por muchos analistas como la confirmación de que Estados Unidos se encuentra atravesando un período recesivo. En este escenario, el presidente George Bush y sus asesores salieron a dar explicaciones y proyectar mejoras en la economía para el segundo trimestre.

La fórmula utilizada por el mandatario fue la ya conocida por los argentinos: “Estamos mal, pero vamos bien”. Bush admitió que “este es un momento difícil para la economía, pero hemos reconocido el problema de forma temprana y hemos aplicado una inyección de estímulo”, en referencia al plan de reembolsos impositivos por 150.000 millones de dólares con el cual espera reactivar la economía.

La destrucción de empleos se concentró en la construcción y en la industria, sobre todo para las empresas vinculadas con el sector inmobiliario. En la construcción ya se perdieron 331 mil puestos de trabajo desde septiembre de 2006. También sufrieron el comercio minorista y los profesionales. La merma del empleo fue contrarrestada por el sector público, que generó 38 mil puestos de trabajo, y el de salud, con 36 mil. Mientras tanto, las remuneraciones promedio aumentaron 0,3 por ciento, con lo que ascienden a 17,8 dólares por hora.

En un terreno cada vez más complicado, la Fed anunció ayer un paquete de medidas “para brindar más certidumbre a los agentes del mercado”. Para esto la banca central norteamericana decidió llevar a 100 mil millones el monto de los créditos rápidos para los bancos que tienen problemas de liquidez. Además, indicaron que iniciarán una serie de operaciones de recompra de títulos del tesoro que, según estiman, ascenderán a 100.000 millones de dólares. La Fed está enviando señales de fortaleza en la previa a lo que será un nuevo recorte de medio punto en su tasa de referencia.

En la plaza local, el MerVal cayó 2,2 por ciento afectado por la situación internacional. El mismo comportamiento tuvieron los bonos que cerraron en su mayoría a la baja. Por su parte, el dólar siguió ajeno a las turbulencias y cerró a 3,17 pesos. Las reservas del Banco Central están cada vez más cerca de alcanzar los 50.000 millones de dólares. En la jornada de ayer el Central compró 50 millones de dólares y su stock totalizó 49.601 millones.