Aunque no lo admitan oficialmente, las principales refinadoras del país dispusieron ajustes en los precios de los combustibles a partir del jueves pasado. YPF tomó la delantera con un aumento del 3 por ciento en el gasoil en el área metropolitana, 8 por ciento en las naftas “premium” y 7 por ciento en las naftas súper. Los ajustes se aplicaron con porcentajes diferenciados en otras provincias. Por otra parte, Petrobras y la filial local de Repsol emitieron sendos comunicados en los que aseguran el “normal abastecimiento” de gasoil para atender la demanda, fundamentalmente la vinculada a la cosecha gruesa. Dichas declaraciones se lanzaron después de que se difundieran los dichos del titular de Shell, Juan José Aranguren, advirtiendo que “vamos a tener serios problemas” para abastecer las necesidades de gasoil para cosechar y para transportar los granos.

El comportamiento de Esso, Petrobras y Shell en materia de precios de sus combustibles es dispar, con aumentos en algunos puntos del país y no en otros, aunque se presume que paulatinamente se irán acoplando a lo resuelto por la líder. En fuentes del sector se señala que estos aumentos serían parte del acuerdo alcanzado en enero pasado, cuando las petroleras debieron retrotraer sus precios a los vigentes tres meses antes. Ahora estarían “autorizadas” a aplicar los incrementos en forma escalonada. Ello explicaría la pasividad de la Secretaría de Comercio Interior frente al actual movimiento de precios.

En el Gobierno existe mayor preocupación por el abastecimiento de gasoil. Los dichos de Aranguren, publicados en el diario La Nación de ayer, sonaron desafiantes. “Suerte que duró 21 días el paro, porque si hubiera durado un poco menos, hoy estaríamos discutiendo por qué falta gasoil”, ironizó durante una charla que ofreció en la Universidad Torcuato Di Tella. Como contracara, si no como respuesta, YPF aseguró que “mantiene el normal abastecimiento de gasoil en sus 1600 estaciones de servicio y 130 centros de Distribución Diésel de todo el país”.

Cada uno de estos centros abastece directamente en zonas rurales a productores o establecimientos industriales, entregando “a domicilio” el combustible. “Los centros de distribución hoy no tienen ningún problema, están con mucho producto”, indicó una fuente vinculada a la actividad. “Con las refinerías funcionando a pleno, durante el paro acumularon mucho stock; cada centro de distribución tiene capacidad para abastecer de 80 a 100 mil metros cúbicos mensuales, el problema puede existir para los contratistas que se abastecen en estaciones de servicio, porque ahí sí los cupos disponibles son limitados”, agregó.