ECONOMíA › LA FED IMPONE NUEVAS REGULACIONES AL MERCADO

Tarde amanecimos

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reconoció ayer que el sistema de regulación crediticia estadounidense debe ser reformado con el objetivo de prevenir nuevas crisis. Bernanke pidió con ese fin un mayor poder para los responsables de supervisar la economía, dado que el actual modelo de monitoreo “es anticuado”. El titular del Tesoro, Henry Paulson, coincidió con el diagnóstico y también con el reclamo de nuevas atribuciones para limitar las turbulencias financieras. Así lo hicieron saber ayer ambos altos funcionarios al comparecer ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. La solicitud marca un cambio respecto de la concepción de libertad absoluta para los mercados financieros que primó hasta el momento, con las consecuencias a la vista.

Bernanke insistió en que dar “más competencias” a las agencias federales encargadas de regular el mercado financiero es importante para proteger a la economía de un “posible colapso”. Las declaraciones de las autoridades financieras coinciden con nuevas versiones de insolvencia para los gigantes de crédito inmobiliario Fannie Mae y Freddie Mac.

Los dichos llegan también cuando se cumple casi un año desde que estalló la crisis de las hipotecas, cuyo epicentro fue el mercado financiero de los Estados Unidos. Con pérdidas que se acumulaban en miles de millones de dólares, los sistemas de control y calificación del crédito se pusieron en jaque. Las consultoras habían calificado con riesgo cercano a cero a instrumentos que tiempo después se dejaron de pagar ante la incobrabilidad de los créditos que servían como activo subyacente. Son las mismas calificadoras que juzgan con distinta vara a la Argentina y que no supieron advertir los riesgos de estallido de la convertibilidad. “Las turbulencias financieras continúan, y nuestros esfuerzos están concentrados en ayudar a que el sistema financiero regrese a un funcionamiento más normal”, dijo Bernanke.

El titular de la FED prefirió no revelar en el Congreso cuál debería ser la agencia federal con más poder. Tampoco se refirió a las tasas de interés o la evolución de la economía estadounidense, temas que analizará la semana próxima en su cita bianual con el Senado. Desde que se desató el conflicto, la Reserva debió bajar la tasa de interés rectora a dos por ciento, con el objetivo de aliviar la situación de los tomadores de crédito hipotecario. El responsable de la banca central estadounidense aseguró que “las turbulencias financieras persisten” y que los esfuerzos de la FED se centran actualmente en ayudar al sistema financiero a recuperar su funcionamiento normal.

En sus planes para una reforma del sistema regulador, Bernanke adelantó que piensa nuevas reglas para los bancos de inversión, que se han visto fuertemente afectados por la crisis de las subprime (hipotecas de baja calidad). El caso más notable fue el de la firma Bear Stearns, cuyos quebrantos han provocado un gran caos en Wall Street y han llevado a una intervención de la FED para evitar un mayor arrastre a todo el mundo.

El nuevo modelo de supervisión apuntará a medidas y procedimientos que permitan al gobierno estadounidense una liquidación “ordenada” de las firmas, para evitar un posible contagio al resto del sistema. En la actualidad, existe en la banca comercial procedimientos para disoluciones que no causan grandes trastornos. “A la luz del episodio de Bear Stearns, el Congreso podría analizar si se necesitan nuevas herramientas para asegurar una liquidación ordenada de firmas importantes que se encuentran en el abismo de la bancarrota”, indicó Bernanke. El directivo subrayó que “los reguladores federales tienen que tener en mente que no pueden provocar un traspaso de operaciones de riesgo a instituciones financieras menos reguladas”.

El Congreso analiza las razones por las cuales fracasó la industria de las hipotecas, que desató la actual contracción financiera mundial, y si se la debe reestructurar. En tanto, las dos preguntas que sobrevuelan el diagnóstico de los especialistas son: si las firmas calificadoras no gozan de demasiada protección oficial, y si sus juicios no están viciados. Para prevenir más críticas y posibles leyes que condicionen su accionar, Moody’s y Standard & Poor’s anunciaron reformas, aunque niegan responsabilidad en la crisis de la deuda “subprime” y culpan a los tomadores de ese tipo hipotecas, quienes resultaron ser “morosos o mentirosos” para obtener sus préstamos. En julio del año pasado, las agencias otorgaron la calificación de “AAA” (la más alta) a un nuevo tipo de derivados crediticios, indicando que eran tan seguros como los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Tras de-satada la crisis, a los inversores se les ofrecía 70 centavos por cada dólar invertido en ese fondo. No obstante, los papeles estadounidenses siguen gozando de la mejor calificación, aun después del colapso.

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Ben Bernanke, presidente de la banca central estadounidense.
 
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