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Los principales funcionarios del Gobierno están concentrados en estos días en los planes de mantenimiento de la actividad económica, el consumo y el empleo. Los que corrieron esta semana para tener listos los acuerdos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció ayer, apenas regresada de su viaje a Rusia, fueron el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y el secretario de Turismo, Enrique Meyer. Y también, como ocurrió en todo el proceso, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, que coordina las áreas que participan en cada paquete, y el director de la Anses, Amado Boudou, custodio de la caja de donde se financia gran parte del plan.

La idea es no parar de tomar la iniciativa ante la crisis internacional. En el Gobierno creen que quedaron mejor parados que la oposición. “Que ellos sigan pronosticando cosas tremendas, mientras nosotros seguimos haciendo. Ese es nuestro principal capital y la gente no es tonta”, le decía a Página/12 un funcionario.

En una etapa con varios compromisos internacionales de por medio, la Presidenta fue haciendo anuncios pro-reactivación al regreso de cada viaje. Ayer, al volver de Moscú, fue el turno del acuerdo de las canastas navideñas. Buena parte de este acuerdo lo negoció Moreno, quien sigue teniendo una alta consideración de parte de la Presidenta. Ayer, al anunciar las medidas aludió a él para desmentir versiones que indicaban que el plan para financiar la compra de autos cero kilómetros estaba trabado por diferencias entre el secretario de Comercio y la ministra de Producción, Débora Giorgi. La versión indicaba que Moreno quería bajar aún más los precios de los autos, que van de los 29.000 a los 51.000 pesos, quitándole ventajas tecnológicas y que Giorgi se oponía. “A todos los sectores que quieren cambiar el auto les digo que no se hagan problemas, que las cosas están bien y no hay problemas entre los funcionarios”, dijo la Presidenta en su discurso en la Quinta de Olivos.

“Nunca hubo desacuerdo porque cuando alguien pensó en versiones económicas de los modelos actuales –y no fue Moreno–, enseguida nos dimos cuenta de que cuando se hizo en otras épocas eso no funcionó. Y además ahora, con los diseños y sistemas de producción que existen es prácticamente imposible sacarle cosas al auto. Porque adaptar la producción a eso lo encarecía. Tendríamos que pagar más para que tenga menos. Es un absurdo. Y respecto a los tipos de créditos, el de ahorro previo y el prendario, hubo propuestas que fueron complementarias, no antagónicas”, le dijo un funcionario a Página/12.

Para el Gobierno, el desafío consistía en saber si los empresarios iban a reaccionar positivamente y torcerían el acto reflejo de los despidos preventivos. “Creo que hay una madurez que antes no se veía. Me parece que cayeron en la cuenta de que cuando hay consumo ellos ganan. No sé si todos piensan igual, pero en muchos estoy viendo eso”, le aseguró un ministro a este diario. Ayer la Presidenta les dedicó un párrafo a los empresarios: “Necesitamos de argentinos y argentinas que sean emprendedores que no le tenga miedo a los riesgos, que sepan que para ganar hay que jugar y que hay que arriesgar”.

La seguidilla de anuncios continuará hoy con el lanzamiento de un plan para renovar taxis. Para cerrar detalles luego del acto en Olivos se quedaron a conversar con la Presidenta, Boudou y el secretario de Transporte, Hugo Jaime. El lunes, antes de partir a Brasil a la Cumbre del Mercosur, la Presidenta detallará el plan de obras públicas por 71.000 millones de pesos. Cuando regrese faltarán pocos días para Navidad y en el Gobierno están haciendo las cuentas para determinar si podrán poner algo más en el arbolito.