Viernes, 24 de abril de 2009 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Eduardo Pablo Setti *
En mi carácter de también ex secretario de Energía (1975/1976) quiero formular algunas aclaraciones al documento conocido ayer, cuyas características de contenido y manejo mediático lo convierten en un típico panfleto para una campaña política.
En primer lugar, mis distinguidos colegas vienen pronosticando el Apocalipsis energético desde el mismo comienzo del mandato del doctor Néstor Kirchner, sin que hasta ahora, y afortunadamente, se haya producido. No se ha producido, no porque durante las gestiones de los firmantes se hubieran impulsado planes que previeran el insoslayable incremento de la demanda energética, todo lo contrario.
Los ex secretarios firmantes cubren un período que va de marzo de 1976 a mayo de 2003, es decir veintisiete años que comprenden desde la dictadura militar hasta el presidente Duhalde y como mis distinguidos colegas deberían saber, las crisis o los éxitos en política energética no se gestan en un período de seis años, sino a través de décadas.
Me gustaría que me explicaran qué hicieron ellos a través de casi dos décadas y media para que el 2003 nos encontrara dentro de un marco de confortables disponibilidades y no en absoluta crisis como fue el caso. Salvo haber disfrutado del margen que les otorgaran los planes diseñados, e impulsados durante el corto período constitucional de 1973-1976, no recuerdo nada trascendental salvo la privatización de los recursos y de la actividad generadora, extractiva y comercial del sector, lo cual culminó con la política de arrasamiento implementada por el sector privado.
Se quejan de una política oficial que sólo atiende la coyuntura, lo cual es absolutamente inexacto, porque el Gobierno ha diseñado claras metas estratégicas, pero además si es cierto que existe una política agresiva para atender la crisis que gestaron y dejaron los firmantes del panfleto y no puede ser de otra forma, la insolvencia energética existente al 2003, agravada por el fuerte crecimiento económico de los años posteriores, dejaba como única alternativa atender la crisis, ganando tiempo para poder encarar los planes estructurales que se formularan y que rápidamente empezaron a implementarse.
Lamento profundamente la actitud electoralista de los firmantes, a muchos de los cuales conozco y me agravio porque el tema y el cargo que todos hemos desempeñado merecería algo muy distinto que un panfleto que desmerece nuestros merecimientos curriculares.
* Secretario de Energía de la Nación, octubre de 1975-febrero de 1976.
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