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Luego de varios días de tensión cambiaria, la demanda privada por dólares mermó e incluso el mayorista marcó un leve retroceso. Al público la cotización se mantuvo en 4,24 pesos. La información que provino de algunas mesas de cambio sostenían que el Banco Central adquirió un monto cercano a los 100 millones de dólares. Desde el organismo monetario informaron a Página/12 que el saldo de su intervención fue de 40 millones, suficientes para mantener bajo control el precio de la divisa estadounidense. El stock de reservas se ubicó en 49.668 millones de dólares. El real se ubicó en 1,66 unidad por dólar. Fuentes del Central explicaron que la moneda brasileña todavía no logró recuperarse de la fuerte apreciación que arrastra de varios meses y reiteraron que es más riesgoso para la Argentina una eventual recesión de la economía brasileña que una devaluación paulatina de su moneda.

La demanda de dólares comenzó esta semana a mostrar leves signos de retroceso. Este comportamiento se observó en la rueda de ayer con claridad. De todos modos, el Central salió a jugar fuerte, colocando en pantalla electrónica una oferta en bloque de 100 millones de dólares a un precio levemente inferior al cierre de anteayer. Esto es lo que los cambistas pudieron registrar y, a partir de lo cual, realizaron sus estimaciones de compraventas oficiales de dólares. Esas posiciones no reflejan las transacciones efectivas. Muchas veces son utilizadas para desincentivar la demanda, dado que el organismo maneja volúmenes de negocios que ningún privado puede absorber en su totalidad. Esto sucedió ayer. Entre compras y ventas el Central se desprendió de 40 millones de dólares en el saldo final. El stock de reservas se retrajo 93 millones de dólares, producto además de pagos a organismos multilaterales. El ritmo de las operaciones se mantuvo hasta el cierre equilibrado en unas cotizaciones de una milésima por debajo del martes.

En agencias del microcentro se replicaron los precios del día anterior, aunque en un recorrido más selectivo pudo observarse que algunos bancos y agencias de cambio ajustaron un centavo a la baja la cotización minorista. De todos modos, todavía se mantiene cierta dispersión de los precios. Las principales consultoras de la city coinciden en que se mantendrá el actual ritmo de depreciación del peso. “Pudo desconcertar el ritmo de suba del mes pasado, pero nada hace pensar que se salga de los carriles previstos. No-sotros seguimos viendo un dólar a fin de año en 4,35 pesos. No esperamos un ajuste mayor a cinco centavos por mes para la divisa”, dijo a Página/12 el responsable de la mesa de operaciones de Puente, Claudio Burelli.

La expectativa del mercado sigue concentrada en la evolución de los precios de los granos, que actualmente muestran una elevada volatilidad. En ese sector aseguran que los exportadores, principales abastecedores de dólares al mercado, se mantienen a la espera de que siga la racha alcista de la soja para decidirse a liquidar sus remanentes de la cosecha. Por otro lado, aumenta la expectativa –principalmente de parte del empresariado local– sobre lo que suceda con el valor del real, por la importancia de ese mercado para las exportaciones locales. Según explicó a este diario un colaborador de Mercedes Marcó del Pont, la cotización de la moneda brasileña no tiene la misma importancia para los cálculos oficiales como la que manifiestan algunos economistas del establishment. “No estamos preocupados por el ajuste del real. Esa moneda tuvo una apreciación muy fuerte que todavía no logró ser descontada, por lo cual el peso en la comparación continúa siendo competitivo”, explicó. Por el contrario, una apreciación muy marcada del real podría afectar el nivel de actividad brasileño, explica, para agregar que la consecuencia sería una menor demanda doméstica, haciendo caer las exportaciones argentinas. El impacto de esta situación sería mucho más delicado que una leve pérdida de la competitividad del peso respecto al real.