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La ministra de Industria, Débora Giorgi, recibió ayer a la nueva cúpula de Adefa, entidad que agrupa a las automotrices, encabezada por Cristiano Ratazzi, titular de Fiat, y les transmitió que el régimen de incentivo al sector que recientemente oficializó Brasil también beneficiará a las firmas radicadas en la Argentina. Esa cuestión es central, además, para encarar la negociación del nuevo régimen automotor del Mercosur. Las terminales pidieron que las herramientas de promoción financiera en cada país puedan ser utilizadas por empresas vecinas, lo que les permitiría acceder a los recursos del poderoso BNDS brasileño. A la vez, coincidieron en la necesidad de aumentar las exportaciones a Venezuela, Colombia y Ecuador. Las fábricas esperan cerrar el año con niveles de producción hasta 5 por ciento menos que el año pasado y prevén una mejora para 2013.

La presidencia de Adefa estará durante un año a cargo de Ratazzi. Las autoridades de la entidad no son elegidas por voto, sino que rotan por orden alfabético de las marcas. Los últimos titulares de Adefa fueron en 2010 César Ramírez, de Scania; Aníbal Borderes, de Toyota en 2011; Viktor Klima, titular de Volkswagen, en 2012, y ahora Ratazzi, de Fiat, que ocupará el cargo hasta fines de 2013. El presidente saliente, según el estatuto, pasa a ser secretario, para mantener una continuidad en la dirigencia, y la vicepresidencia también es rotativa. A diferencia de Klima, ex canciller de Austria entre 1997-2000, hermético y desconocido como personaje público, Ratazzi sobresale en la escena mediática. La nueva cúpula se completa con Enrique Alemañy (Ford), como vicepresidente, y Emilio Sáenz, nuevo titular de Volkswagen, como secretario.

Uno de los ejes de la reunión con Giorgi fue la inserción de las terminales radicadas en Argentina en el plan de incentivos al sector que oficializó, aunque todavía no reglamentó, el gobierno de Brasil a comienzos de octubre. Establece un incremento del IPI, impuesto sobre productos industriales, del 10 al 40 por ciento. Las terminales en ese país pueden volver a tributar el 10 por ciento si se atienen a ciertas exigencias, y los autos de Argentina, Uruguay y México también mantienen esa carga. Sin embargo, hay dos cuestiones todavía no definidas por Brasil, que mantienen en vilo a los autopartistas y a las terminales locales. Se trata de que las partes fabricadas por la industria nacional y que los procesos productivos realizados en Argentina sean considerados como brasileños para el mínimo exigido para otorgar el beneficio fiscal.

Giorgi les transmitió a los empresarios que el compromiso verbal de parte de los brasileños para que consideren partes de Argentina está presente, y que viene “bien encaminado” el tema de los procesos. Les comentó que antes del 27 de noviembre, cuando tenga lugar la conferencia anual de la UIA, de la cual participarán Giorgi y su par de Brasil, Fernando Pimentel, y podrían llegar a estar las presidentas Cristina Fernández y Dilma Rousseff, se terminaría de confirmar el beneficio para la industria argentina en el país vecino. Las fábricas sostienen que la principal traba proviene de la autoridad fiscal brasileña. De cara a la negociación de la política automotriz 2013, las terminales le pidieron a Giorgi que las herramientas de financiamiento al sector también puedan ser regionales, de modo de poder beneficiarse de los créditos del BNDS.

En la reunión conversaron sobre ser menos “Brasil-dependiente” y en cambio buscar nuevos mercados de exportación de autos como Venezuela, Colombia y Ecuador. “Deberían estar provistos por nosotros”, indicaron desde una de las fábricas. En el sector estiman que la producción cerrará hasta un 5 por ciento por debajo de los valores de 2011, que fueron record. Las ventas al mercado interno estarán en un nivel similar al de 2011, mientras que las exportaciones caerán, traccionadas a la baja por Brasil, hasta un 15 por ciento. Especulan que el año que viene el desempeño del sector va a mejorar en línea con la dinámica de Brasil.