Domingo, 10 de julio de 2016 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Nicolás Trotta *
A mediados del siglo XX, un conjunto de organizaciones sindicales brasileñas fundó el Departamento Intersindical de Estatística e Estudos Socioeconômicos (DIEESE), como herramienta para la consolidación técnica de sus posiciones gremiales. Con el transcurrir de los años se fueron incorporando nuevos sindicatos hasta lograr la integración de la totalidad de las corrientes del movimiento sindical. Seis décadas después, el DIEESE se ha transformado en la institución de referencia estadística del Brasil y sus estudios y cifras condicionan los procesos de negociación colectiva.
A comienzos del 2015, al constituir el Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA), institución de doble dependencia entre la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), nos trazamos el desafío de emular la experiencia del DIEESE. El CITRA, impulsado por diversas organizaciones sindicales, es una experiencia única en el país porque es la primera institución científica que integra a los trabajadores y las trabajadoras en su gobierno, y pretende generar una labor mancomunada entre investigadores y trabajadores en búsqueda de la mejora de las condiciones de trabajo, de los procesos productivos y de la sustentabilidad del empleo. En el CITRA los trabajadores son los protagonistas de los procesos de construcción de conocimiento, en diálogo permanente con investigadores y tecnólogos, dejando de lado la habitual caracterización de los trabajadores como mero objeto de estudio.
En noviembre de 2015 nuestra universidad, la primera de gestión social sindical, suscribió un convenio con el DIEESE e inició un proceso de arduo trabajo que permitió presentar, el pasado miércoles, el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET). Esta iniciativa es impulsada por la UMET, el CITRA y un colectivo de organizaciones gremiales de una CGT en proceso de reunificación y de la CTA. La iniciativa es inédita por la conjunción de sindicatos de ambas centrales obreras y de investigadores del CONICET y de la UMET.
La decisión de crear el IET demandó la construcción de consensos a través de un sinnúmero de encuentros entre referentes sindicales bajo la premisa de que la información es poder y su construcción es imprescindible para resguardar y ampliar los derechos de los trabajadores. La historia de desencuentros estadísticos de los últimos años reforzó la necesidad de dotar al movimiento obrero, con el soporte del sistema científico nacional, de una base estadística propia que le permita sentarse a las mesas de negociación con el Estado y la patronal con una sólida información para defender sus posiciones. El IET pretende transformarse en un espacio de referencia más allá de las diferentes coyunturas políticas que transite la Argentina. Hoy es imprescindible, como lo hubiese sido en febrero de 2007 y lo será en el futuro.
La construcción de un índice de precios del movimiento obrero fue el primer desafío que nos trazamos. La presentación de la inflación interanual(1) recibió una auspiciosa cobertura de los medios de comunicación y arrojó estadísticas y análisis que, como plantearon numerosos secretarios generales, reafirma la necesidad de reapertura de las paritarias. Es claro que la dinámica inflacionaria no afecta de la misma manera a todos los sectores de la población. Es esencial conocer el poder de compra de los salarios en función de un patrón de consumo que depende del nivel de ingresos y de pautas culturales, de marcada heterogeneidad entre los propios asalariados registrados.
El objetivo siguiente es conocer cómo y en qué gastan los trabajadores, construyendo canastas que agrupen a colectivos de trabajadores con similares patrones de consumo, de ingreso y de gasto. Los índices de precios oficiales construyen su estructura a partir del gasto total de la sociedad, incluyendo consumos de hogares no representativos de los gastos habituales de los asalariados. En ese sentido, es inexorable la construcción de un índice propio, complementario de las estadísticas oficiales nacionales y provinciales.
Los objetivos del IET no se agotan en la medición de la variación de los precios y el diseño de índices que nos permitan analizar la dinámica del empleo; su agenda abarcará también, en el futuro próximo, la generación de información relevante para la discusión del rumbo de los diversos sectores de la economía, como estrategia de defensa del empleo y de los salarios. La economía mundial nos impone el desafío de ser competitivos; pero es algo que debemos conseguir a través de procesos de inversión que aumenten la productividad, preservando la cantidad del empleo y aumentando su calidad. Las ganancias de competitividad que se persiguen a través de reducciones salariales o destrucción del empleo son inviables para la Argentina, si es que queremos un país que integre a su población y no que la expulse, si deseamos fortalecer nuestro mercado interno y no deprimirlo.
El sector privado nacional muchas veces se caracteriza por una visión cortoplacista, y la vocación por maximizar rápidamente la rentabilidad, sin priorizar la inversión como senda para materializarla. El Estado es corresponsable de este escenario por ausencia de incentivos y políticas que permitan un plan estratégico de desarrollo. Ni siquiera en los fuertes años de crecimiento que transitamos fue posible ganar en competitividad o cimentar un proceso de industrialización sólido y perdurable. El empresario pide y presiona por la protección del mercado interno, asusta con despidos, pero no se compromete por naturaleza con la sustentabilidad de su sector. No logramos que la protección de nuestra economía se traduzca en una plataforma de mayor competitividad dentro del contexto global que transitamos. No maximizamos nuestras oportunidades.
El empresariado no invierte con la misma velocidad que achica personal o cierra sus fábricas, muchas veces para convertirse en importador distribuidor. La historia demuestra que la ausencia de una agenda de desarrollo, la afrontan fundamentalmente los trabajadores, a partir de la pérdida de sus empleos en vastos sectores de la producción y los servicios. Por ello consideramos que son los trabajadores organizados quienes deben liderar el debate sobre el rumbo de la economía del sector del que son parte, favoreciendo una visión de largo plazo, discutiendo marcos aduaneros, inversión pública en infraestructura, procesos tecnológicos y de inversión privada.
La peor decisión para un trabajador es la que toma el mercado sin su participación. Pero para poder sentarse en la mesa de discusión es necesario contar con la información para deliberar en paridad de condiciones. Los trabajadores estatales deben tener información para poder influenciar el propio rumbo del Estado y la asignación de su presupuesto, proponiendo la redistribución de recursos que garanticen sus salarios y una carrera profesional. Los trabajadores del sector privado, tanto de la producción como de los servicios, deben contar con reportes sobre la marcha del sector de la economía del que forman parte para garantizar su empleo. Discutir sustentabilidad es discutir inversión, procesos tecnológicos, búsqueda de mercados y eficiencia, no desde la perspectiva empresaria de maximización de su beneficio, sino desde la mirada del trabajador que pretende mejorar su salario y garantizar la continuidad de un empleo de calidad.
EL IET no pretende, ni puede, reemplazar o asumir las responsabilidades estatales en materia estadística. Procura transformarse en una mirada confiable y complementaria desde la perspectiva de los trabajadores, que permita orientar las políticas estatales, las decisiones de inversión pública y privada, y los procesos paritarios de modo que garanticen la preservación de la capacidad de compra del salario. En este mundo tan complejo, y en este período que transita la Argentina, es imprescindible contar con la información necesaria para defender los derechos e intereses de la clase trabajadora. Al fin y al cabo, la información es poder y construirla es una obligación.
(1) Inflación interanual de los trabajadores: 44,1% (Mayo 2015/Mayo 2016). Pérdida de poder de compra de asalariados registrados: -12% (Nov. 2115/Mayo 2016).
* Rector de la UMET / @trottanico
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