Sábado, 14 de enero de 2006 | Hoy
ECONOMíA › ACUERDO CON LAS DOS LIDERES DEL MERCADO LACTEO PARA NO MOVER PRECIOS
Néstor Kirchner negoció directamente con Mastellone y SanCor que nueve de sus principales productos no tengan modificaciones de precios durante un año, aunque a los dos meses se evaluará el convenio estudiando si hubo aumento de costos para las empresas.
Por Claudio Zlotnik
El Gobierno logró ayer dos acuerdos de importancia en la pelea contra la inflación. Las empresas lácteas líderes, La Serenísima y SanCor, aceptaron el congelamiento de los precios de nueve de sus principales productos. El trato tendrá vigencia por un año, pero se fijó el compromiso de evaluar el convenio cada dos meses. A cambio, en el documento se incluyó la posibilidad de atender algunos reclamos de los empresarios: las retenciones a las exportaciones y las tasas que les cobran los municipios. El acuerdo con las lecheras es clave por su impacto en la canasta básica alimentaria y por el efecto sobre las expectativas inflacionarias.
Los productos que entraron en el acuerdo, y cuyos precios ya quedaron congelados, son: leche fluida en sachet, leche en polvo descremada, queso cuartirolo, queso crema, queso pategrás, queso reggianito, manteca, yogur cremoso y dulce de leche.
El acuerdo con las firmas lácteas líderes del mercado (Mastellone Hermanos - La Serenísima y SanCor controlan alrededor del 75 por ciento del mercado interno de las leches) es el primero que se firma “a la francesa”, con vigencia a largo plazo. Ese es el modelo que persigue el Ejecutivo, con el objetivo de dar una mayor certidumbre y aplacar las expectativas inflacionarias.
En la estrategia antiinflacionaria, la semana próxima será clave. Ya no sólo por la suerte de las negociaciones en marcha con las alimentarias sino también por las conversaciones con los supermercadistas: se tiene que definir si éstos aceptan extender la lista de productos con rebajas del 15 por ciento de 228 a 500. Y, aseguran en Economía, habrá una fuerte presión para que bajen los precios de la carne, a tono con lo sucedido en Liniers.
El convenio rubricado con las lácteas está sujeto a revisiones bimestrales: una comisión mixta, conformada por técnicos de las empresas y del Ministerio de Economía, evaluará si existen cambios en los costos que hagan caer el acuerdo. En la mira de los empresarios hay dos variables: las tarifas de los servicios públicos (la electricidad y el gas vinieron aumentando para los grandes consumidores) y los salarios.
Durante la conferencia de prensa brindada en la Casa Rosada, tras el encuentro con Néstor Kirchner y con Felisa Miceli, Pascual Mastellone lo dijo con todas las letras: que el congelamiento de los precios “está asegurado” durante dos meses pero que después iba a depender “de lo que pueda plantearse, como el convenio laboral”. Un rato más tarde, Oscar Carreras, titular de SanCor, también hizo referencia al tema: “los precios se mantienen en tanto y en cuanto no existan variables que justifiquen una modificación”. La idea es que si algo cambia en el actual contexto, la “comisión de seguimiento” proponga medidas que neutralicen o moderen los eventuales cambios.
Los lácteos, junto con la carne, se convirtieron en los rubros que alimentaron la dinámica inflacionaria. Durante el año pasado, casi todos los productos del sector aumentaron por encima del índice de precios, que se elevó el 12,3 por ciento. A la cabeza estuvo el queso pategrás (23,9 por ciento), seguido en el ranking por los yogures (22,3), el queso cuartirolo (20,6), el reggianito (18,7) y la leche fluida en sachet (14,1). Estuvieron a la par del IPC el dulce de leche (11,9), la manteca (11,6) y la leche en polvo descremada (11,2 por ciento).
El sector también se convirtió en uno de los más díscolos, ya que anteriores acuerdos fueron incumplidos por los empresarios. Esa actitud llevó a que el Gobierno elevara las retenciones: del 5 al 15 por ciento en el caso de la leche en polvo, y se fijo en el 10 por ciento para las exportaciones de quesos. El acuerdo firmado ayer tuvo lugar a una semana de que venciera el plazo de vigencia de esa medida.
La cuestión formó parte de las negociaciones, y de hecho uno de los compromisos asumidos por el Gobierno fue evaluar la posibilidad de retocar las retenciones. Una fuente del Palacio de Hacienda dijo a este diario que la cuestión podía revisarse en función de cómo sigan evolucionando los precios.
Una rebaja o la eliminación de las retenciones funcionaría a modo de premio. Como contraparte, Economía se guardó una carta –el punto 7 del convenio– en la cual se explicitó que podría haber castigos en caso de detectarse que no haya transparencia en el mercado.
El convenio al que arribaron el Gobierno y las firmas lácteas sería tomado como modelo para el resto de las negociaciones aún abiertas. Durante la semana hubo un desfile de compañías líderes del sector de la alimentación que mantuvieron acercamientos con Economía para llegar a acuerdos para mantener los precios. En esos contactos, al igual que ayer, quedó en claro que los empresarios quieren un compromiso por escrito de que un cambio en su estructura de costos alterará los acuerdos.
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