La política de acuerdo de precios se convirtió en un nuevo tema de debate entre Néstor Kirchner y Roberto Lavagna. El Presidente la defendió ayer al enfatizar que los convenios no son “ni congelamiento ni control, sino racionalidad en el manejo de la economía”. La disputa, en este caso, es por quién se apropia del valor de la racionalidad. Es una reedición de la pelea que ambos supieron dar juntos contra los economistas de la city que se oponían a las medidas heterodoxas del Gobierno, como los aumentos de sueldos por decreto o el congelamiento de la relación con el FMI.

Después de que Lavagna dijera la semana pasada que para controlar la inflación hacía falta “un bisturí y no un hacha”, Kirchner asumió en persona la defensa de esa estrategia. Ayer encabezó un acto en la Casa Rosada en el que se firmó un convenio con la Cámara Argentina de Turismo. Esta entidad se comprometió a mantener precios razonables durante las vacaciones de invierno. “No es ni congelamiento ni control, sino racionalidad en el manejo de la economía, de la inversión, en la perspectiva y en la producción”, sostuvo el Presidente.

Lavagna intentó sintonizar con los empresarios, que por lo bajo cuestionan los acuerdos de precios. Sostienen que esos convenios desalientan las inversiones y que hay una inflación reprimida que estallará en algún momento. El ex ministro de Economía manifestó que la mejor manera de frenar la inflación es mediante instrumentos macroeconómicos. Poco antes de abandonar la gestión, intentó con la creación del Fondo Anticíclico, que se conformaría con los recursos excedentes al superávit fiscal previsto.

Miceli, en cambio, puso énfasis en los arreglos con los empresarios. Si bien mantuvo el Fondo Anticíclico, al que ya se destinaron unos 300 millones de dólares, puso toda su energía en cerrar los convenios. Guillermo Moreno la reemplazó en esa tarea desde que asumió como secretario de Comercio Interior. La ministra también le contestó a Lavagna la semana pasada. Recordó que su antecesor estaba “preocupado” hacia fines del último año porque no conseguía parar el aumento de precios y se proyectaba un alza de 5 puntos del IPC para el primer trimestre.

Kirchner no sólo dijo que “no hay control de precios”, sino que enfatizó que los acuerdos se hacen con el apoyo de los empresarios. Estos convenios “están marcando un grado de madurez y de responsabilidad, porque los actores sociales tienen una participación activa y fundamental para el crecimiento de nuestra economía, de la inversión y de abrir las posibilidades de que el turismo se convierta en una herramienta accesible a todos los argentinos y extranjeros”.

Asimismo, el jefe de Estado expresó su deseo de que “los extranjeros vean que nosotros también tratamos de tener precios absolutamente racionales y que no estamos especulando con un mayor nivel de rentabilidad”. Luego destacó que “la inversión turística es vital en cuanto a la infraestructura, la potencialización de los lugares turísticos y el aumento de la calidad del servicio”. Estuvieron presentes en Casa Rosada el secretario del área, Enrique Meyer; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman; el secretario de Comercio Interior, Moreno, y el intendente de La Plata, Julio Alak. “El turismo se puede convertir en una columna vertebral de la economía argentina por su generación de empleo e inversión”, concluyó Kirchner.