Argentina y México cerraron ayer en la capital azteca un acuerdo comercial que permitirá liberalizar total o paulatinamente el comercio entre ambos países en casi 1500 posiciones arancelarias nuevas. El pacto está centrado básicamente en bienes industriales y excluyó específicamente el rubro agrícola, renglón en el que ambas naciones son competidoras. Según se entusiasman las autoridades de uno y otro lado, el acuerdo trabajado durante bastante tiempo permitirá duplicar el intercambio bilateral en sólo dos años.
La desgravación será automática para una serie de bienes y se concretará en cinco o diez años para otros casos. De ese modo, se abren posibilidades de nuevos negocios para químicos, plásticos, caucho, óptica y siderúrgica, entre otros bienes. Algo que despertó el interés específico de algunas empresas y cámaras patronales, que reforzaron la delegación argentina con representantes, Techint y la Cámara de Importadores, entre otros.
Una de las razones por las cuales este acuerdo de liberalización se demoró y resultó trabajoso fue la dificultad para incluir productos agrícolas. Finalmente, la nómina de bienes desgravados o a desgravar no involucró el capítulo agrícola, que permanecerá en los mismos términos en que se firmó hace trece años.
El intercambio bilateral viene creciendo de modo importante y resulta superavitario para la Argentina, que exporta por un poco más de 1000 millones de dólares anuales e importa por poco menos de 700. El renglón más dinámico de ventas a los mexicanos ha sido el de automóviles, en virtud de un acuerdo que se celebró hace poco más de dos años, cuando el actual titular del Central, Martín Redrado, ocupaba la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales que ahora comanda Alfredo Chiaradía. Casi el 40 por ciento de las ventas locales hacia aquella nación son autos, seguidos por carnes, mientras que las importaciones desde allá hoy están nítidamente lideradas por los celulares. Eduardo Sigal, uno de los principales artífices del convenio con la administración de Vicente Fox, prefiere poner el acento en la potencialidad del nuevo acuerdo. “Es un paso fundamental para intensificar el importante comercio que mantienen ambos países, que ha venido creciendo en los últimos dos años, llegando a 1900 millones de dólares.”
La visión es igualmente optimista desde el gobierno de México. Según prevé el secretario de Negociaciones Comerciales Internacionales de la Secretaría de Economía, Angel Villalobos, el comercio bilateral se incrementará a partir de ahora cada año un 20 o 30 por ciento promedio.