Jueves, 14 de diciembre de 2006 | Hoy
ECONOMíA › EL PRESUPUESTO NACIONAL YA ES LEY. MAS GASTOS Y SUBESTIMACION DE CRECIMIENTO
Con la comodidad que le da la mayoría en el Senado, el oficialismo aprobó sin complicaciones el Presupuesto 2007. Se prevé un aumento del PBI del 4 por ciento, variación que está subestimada. Esa fue una de las críticas de la oposición porque habrá una mayor recaudación y el Gobierno podrá manejar fondos no previstos en la norma.
Por Eduardo Tagliaferro
Fuera del recinto del Senado todo era rojo y blanco cuando los senadores votaron el Presupuesto con el que Néstor Kirchner enfrentará el último año de su mandato. La iniciativa, que contempla gastos por 121 mil millones de pesos y un crecimiento del 4 por ciento, fue acompañada por cuarenta y un senadores y rechazada por veintidós. Cuando llegó el momento de la votación en particular, la delegación de facultades legislativas contempladas en el capítulo 2 de la denominada ley de leyes sumó el rechazo de algunos parlamentarios que en general la habían votado. Tal el caso de la bonaerense Hilda “Chiche” González de Duhalde, el cordobés Carlos Rossi del Partido Nuevo de Luis Juez y el neuquino del MPN, Pedro Salvatori.
Apoyado en gráficos y estadísticas que proyectó en tres plasmas instalados en el recinto, el chaqueño Jorge Capitanich defendió minuciosamente el presupuesto para el 2007. Durante casi una hora, el titular de la Comisión de Presupuesto defendió los objetivos de la política económica, entregó proyecciones macroeconómicas, se explayó sobre la evolución de los recursos y hasta tuvo tiempo para refutar las críticas que la oposición había formulado cuando el tema se debatió en Diputados. Además de contemplar un aumento del PBI en un 4 por ciento para el año que viene, Capitanich adelantó que la inversión prevista será del 7,2 por ciento, que las importaciones rondarán el 10,7 por ciento y las exportaciones un 7,8 por ciento. Además de los favorables números macroeconómicos, el legislador también destacó que durante cinco años consecutivos hubo superávit financiero. En cuanto a la composición del gasto, el miembro informante del oficialismo hizo hincapié en que, medido con relación al 2006, el mayor incremento se da en los rubros destinados a servicios sociales, un 19 por ciento. Párrafo aparte le dedicó al aumento del presupuesto en Educación y Salud, con una suba de 15,8 y 17,3 por ciento, respectivamente.
Con la comodidad de contar con el respaldo necesario para la aprobación de la norma, Capitanich recogió las críticas que la oposición había formulado en la Cámara baja, principalmente a la subestimación de recursos. En este punto dijo que las estimaciones de los recursos con los que el Gobierno contará el año que viene son “prudentes y razonables”. Puntualizó que “los métodos no son infalibles” y recordó que son los mismos con los que Roberto Lavagna, “hoy candidato a presidente por la oposición, calculó dos ejercicios anteriores”. Destacó que los 2247 millones de pesos destinados a subsidios para el transporte tienen como principal objetivo impedir el aumento de la tarifa. Según sus cálculos, merced a los subsidios el boleto se ubica en 0,75 peso. Valor que dijo llegaría a 1,70 peso de no existir estos subsidios. En sus planillas de cálculo también se pudo observar que desde 2002 los subsidios crecieron de manera ininterrumpida. En el 2002 los subsidios al transporte representaban unos 107,2 millones; en el 2003, 461,3; en el 2004, 827 y así hasta llegar a los actuales 2247 millones.
“No vamos a dejarles ventaja en el terreno tecnológico”, comenzó el radical jujeño Gerardo Morales, mientras esperaba que el personal técnico de la Cámara alta acondicionara su computadora personal para, al igual que Capitanich, acompañar su intervención con una presentación de Power Point. La tecnología le jugó en contra y el radical tuvo que ceder la palabra al socialista Rubén Giustiniani. Apoyándose en una carpeta de apuntes, el santafesino cuestionó el Presupuesto del 2007 porque reproduce la matriz económica de los años ‘90 que garantizaron “una alta rentabilidad para los empresarios gracias a los bajos niveles salariales de los trabajadores”. El socialista también puso el acento en la necesidad de emprender una reforma tributaria que haga más equitativo al sistema impositivo. Instalada ya la computadora personal de Morales, el radical cuestionó los datos macroeconómicos a los que calificó de “falaces”, así como el “uso cada vez más frecuente de decretos de necesidad y urgencia” y cuestionó como “mala técnica presupuestaria” que varios artículos faculten al jefe de Gabinete a modificar el presupuesto.
El resultado de la votación estaba cantado. En muchos momentos del debate el recinto se mostró raleado. La atención estaba en los televisores que transmitían el triunfo de Estudiantes de La Plata sobre un cada vez más descolorido Boca Juniors. Capitanich se guardó la última palabra para destacar que, merced a las retenciones, el Estado se apropiaba de una porción de las rentas petrolera y agropecuaria. Puntualizó que gracias a ello el combustible tiene valores menores a los que hay en los países vecinos y la carne tiene valores accesibles para los sectores más humildes de la población. No dudó en afirmar que “esto es política redistributiva”.
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