Viernes, 14 de septiembre de 2007 | Hoy
En un seminario en Londres, el titular del Banco Central advirtió que “no hay razón para la complacencia” con la suba de precios. Y señaló que “es esencial un compromiso” para elevar el ahorro fiscal.
Por Claudio Zlotnik
“El Banco Central está preocupado por los actuales niveles de inflación. No hay razón para la complacencia”, confesó Martín Redrado, fijando su posición sobre uno de los temas más sensibles de la coyuntura económica. Igual de categórico fue para referirse a otra cuestión que figura entre las más polémicas de la agenda: la situación fiscal. Dijo el jefe del Central: “Un compromiso para incrementar el superávit primario es esencial para mantener un crecimiento sustentable. Por lo tanto, la necesidad de preservar y profundizar el superávit es una prioridad central”. Las definiciones de Redrado fueron hechas en Londres, durante un seminario internacional organizado por una revista del mundo de las finanzas.
La tribuna en el Radisson Portman Hotel de Londres estaba conformada básicamente por financistas, interesados en tener datos de primera mano sobre la situación económica en la Argentina. Además de Redrado, expusieron el secretario de Finanzas, Sergio Chodos, el presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, Martín Lousteau, y el consultor de la city Miguel Angel Broda. Durante una extensa exposición, titulada “La respuesta argentina a las turbulencias”, Redrado hizo una enfática defensa del modelo económico y de la estrategia oficial para salir indemne de la agitación de los mercados, al menos hasta el momento. De hecho, no bien empezó su alocución, el presidente del BC enfatizó que la turbulencia financiera internacional “me dio una gran mano”, ya que permitió enfrentar el primer “test de estrés” de los mercados y demostrar el éxito de la estrategia de acumulación de reservas, superávit fiscal y comercial, un tipo de cambio de flotación administrada y haber mantenido una política monetaria sólida. “Probamos tener la artillería necesaria para preservar el mercado de cambios y el mercado monetario.”
El funcionario mencionó que mientras en 1999 la Argentina exportaba productos a 159 países, ahora lo hace a 190. Al mismo tiempo, expresó que los precios de las materias primas agrícolas permanecen inmunes a las turbulencias. “El impacto de la inflación se hace sentir especialmente en los países en desarrollo, donde los alimentos pesan mucho en la canasta de consumo”, afirmó.
Redrado hizo una encendida defensa de su gestión: “La prudencia monetaria contribuyó para alcanzar a una mayor estabilidad macroeconómica”. La “inflación núcleo” (que excluye los rubros alimentos y bebidas) es del 0,7 por ciento mensual en promedio. “Contribuimos a la estabilidad de la ‘inflación núcleo’ mientras incentivamos la estabilidad del sistema financiero.” Fue en ese instante que el jefe del Central admitió: “Pero no erremos en esto: el Banco Central está preocupado por los actuales niveles de inflación. No hay razón para la complacencia”.
En otro de los puntos que concentró la atención de los asistentes, Redrado hizo hincapié en que el superávit fiscal consolidado cayó dos puntos desde 2004, hasta el actual 3,3 por ciento. Y, en ese marco, consideró que “es esencial un compromiso” para elevar el ahorro. Fue una declaración trascendente de cara al recambio institucional. El funcionario remarcó que los superávit gemelos “ubicaron al país en una posición privilegiada para enfrentar turbulencias externas”.
A su turno, Sergio Chodos dio a entender que, tras la abrupta caída de las últimas semanas, los bonos de la deuda argentina estaban a un precio tentador para comprar. Ayer, los títulos públicos subieron hasta un 4 por ciento y algunos, como el Par en pesos, ya recuperaron lo perdido en dos semanas. Hubo un contrapunto entre Chodos y una asistente. Fue cuando le objetaron que la Argentina es uno de los pocos países que no aplica las recetas del Consenso de Washington. “No estaremos tomando medidas de los libros de texto, pero los resultados son excelentes”, ironizó el funcionario.
Luego de que Lousteau asegurara que los bancos argentinos “son muy sólidos”, el gurú Broda insistió con sus profecías, a pesar de que en los últimos años tuvo errores notables. Ayer dijo que la tarea de combatir la inflación y elevar el superávit fiscal no serán del primero sino del segundo ministro de Economía, en un eventual gobierno de Cristina.
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