Viernes, 25 de enero de 2008 | Hoy
ECONOMíA › ACUSAN A UN CAMBISTA DE HACER DESAPARECER CINCO MIL MILLONES DE EUROS
Se llama Jérôme Kerviel y tiene 31 años. El banco Société Genérale, el segundo más grande de Francia, lo acusa de fraude y lo responsabiliza por una pérdida gigantesca. Pero da la casualidad de que todo esto pasa justo en medio de una crisis financiera mundial, que afectó a las cuentas del SG.
Por Eduardo Febbro
En plena tormenta financiera mundial un hombre solo, sumergido en la sala de mercados de uno de los bancos franceses más importantes, la Société Générale, le habría hecho perder una suma única y colosal: 4900 millones de euros, es decir, poco más de 7000 millones de dólares. ¿Cuento de hadas bancario o exceso individual de un solo hombre?
“Construyó una empresa disimulada dentro del grupo utilizando los instrumentos de la Société Générale y tuvo la inteligencia de escapar a todos los procedimientos de control”, según explicó ayer Daniel Bouton, el director de la Société Générale, que en 2006 acumuló un producto neto bancario (PNB) de 22.400 millones de euros.
El autor de este teorema oficial se llama Jérôme Kerviel, tiene 31 años y dejó en una pálida posición a su predecesor en este arte de jugar en los mercados mundiales, el británico Nick Leeson. En febrero de 1995, Leeson, un corredor de Bolsa instalado en Singapur, le hizo malgastar al más antiguo de los bancos de Gran Bretaña, el Baring’s, 1400 millones de dólares, lo que desencadenó la bancarrota del Baring’s.
El trader francés Jérôme Kerviel despojó al británico de su lugar en la historia y se convirtió en el autor del fraude más descomunal de la historia de la finanza internacional. Una serie de factores y sospechas combinadas surgieron no obstante el jueves al caer la tarde sobre la “realidad completa” de esta hazaña de la irresponsabilidad individual. Lo más extraño es que, según admitieron los responsables del banco francés, el trader no habría actuado con el fin de enriquecerse personalmente.
“Es una historia de locos”, decía uno de los sindicalistas de la SG convocados a la mañana para ser informados de la situación: “El trader en cuestión, experimentado, conoce los mecanismos del banco. Sólo jugó pero no en provecho propio”, dijo a la prensa la misma fuente.
Jérôme Kerviel empezó a trabajar en la Société Générale en 2000 en el seno de lo que constituyó el orgullo del grupo, el BFI, Banco de Financiación e Inversiones de la Société Générale. Primero evolucionó en el “middle office” –allí se validan los procedimientos de control– y en 2005 pasó a integrar el “front service”, un sector de prestigio en donde estaba encargado de transmitir órdenes de compraventa a plazo.
Sus colegas lo describían el jueves como una suerte de “genio de la informática”, mientras que la dirección dijo que era un “ser frágil”, “sin genio particular”, con “algunos problemas familiares”. ¡Vaya fragilidad! Hay que tener los nervios muy sólidos para jugar con 7100 millones de dólares a través de un montaje instalado en uno de los centros del volcán de la finanza mundial.
¿Cómo operaba el trader? Esta es la versión oficial: “Hay dos libros: el libro de la Société Générale oficial en el cual vuelca las operaciones que no llaman la atención. (...) Al mismo tiempo el hombre vuelca otras operaciones que anulan la primera posición. Las operaciones transcriptas para disimular son ficticias y tiene el extraordinario talento de desplazarlas a medida de los controles porque conoce el calendario de los controles”, explicó Daniel Bouton, el director del banco.
El fraude fue descubierto cuando el trader cometió un error. Los dirigentes de la SG seguían diciendo anoche que sus “motivaciones son incomprensibles”. Consultado por el diario Libération, Olivier Pastré, economista y profesor de la universidad de París VII, explicó que este escándalo, a pesar de sus inéditas proporciones, no era el primero ni tampoco sería el último. “Este caso –dijo– muestra que el mejor sistema de control puede presentar una falla. Fraudes, traders locos, siempre hubo y habrá. Recuerde el caso del Hedge Fund LTCMM en 1988, lo que sacudió a la finanza mundial. O el caso de Nick Leeson, que provocó la bancarrota del banco Baring’s en 1995.” Con todo, una vez pasado el susto, los actores financieros de Francia empezaron a insinuar sus dudas y a pensar con recelo el argumento oficial según el cual un solo hombre pudo ser el único responsable de este desfalco. Colette Neuville, presidenta de la Asociación de Accionistas minoritarios (ADAM), observó que esta historia “es como si alguien circulara a contramano por una autopista sin que nadie se diese cuenta”. Elie Cohen, profesor de Economía en la Universidad de Ciencias Políticas y miembro del Consejo de Análisis Económico, resumió la sensación general de los profesionales del sector: “En las salas de mercado, el sentimiento general es que es imposible que un individuo haya podido hacer esto solo.(...) La Société Générale habría cargado el barco con el tema del fraude para hacer pasar varias operaciones de mercado negativas. Cinco mil millones de euros en pérdidas es enorme. Esto representa una posición de varias decenas de millones de euros que es imposible esconder”.
El dinero evaporado es un monumento al absurdo de un sistema de cuyas cajas aún salen las cenizas del incendio provocado por la crisis de los famosos créditos “subprimes” de Estados Unidos. La volatilización de los 7 mil millones de dólares de los cofres de la Société Générale corre paralela al terremoto que hizo tambalear las bolsas y entidades financieras del planeta y que, por consiguiente, no pasó sin consecuencias por las cuentas de la SG.
El banco reveló ayer que el fraude sufrido más las pérdidas acarreadas por la crisis hipotecaria norteamericana redujeron drásticamente las cuentas del ejercicio 2007. La Société Générale sólo tendrá entre 600 y 800 millones de beneficios netos. La caída es espectacular si se comparan estas cifras con los beneficios de 2006, evaluados en siete mil setecientos millones de dólares. De hecho, el “fraude interno” cometido por el trader francés pesa 4900 millones de euros pero las pérdidas del banco alcanzan 7 mil millones: los casi 5 de Jérôme Kerviel más 2000 millones de dólares de depreciaciones ligadas a los créditos hipotecarios de Estados Unidos. El banco francés anunció que iba a proceder al aumento de capital por unos 5,5 mil millones de dólares.
El tono era ayer lo más optimista y sereno posible pero nadie razonable puede ocultar la dimensión del desastre. O tal vez haya que hablar de más de una dimensión: alcanzado por el coletazo de los créditos “subprimes” la acción de la Société Générale perdió 40 por ciento de su valor en los últimos seis meses. Los sindicatos internos se mostraban alarmados por la amenaza que semejante abismo hace pesar sobre los puestos de trabajo. El banco opera en 77 países, administra las cuentas de 22, 5 millones de clientes en la banca y los servicios financieros –10 millones en el extranjero– y emplea a unas 120.000 personas, de las cuales la mitad está fuera de Francia. El banco se retiró de Argentina en noviembre de 2004 tras ceder sus activos al grupo Banex, que lo renombró Banco Supervielle.
“La naturaleza aislada y excepcional de este fraude” –terminología oficial empleada por el banco– será investigada por el Banco de Francia y el mismo gobierno. El abogado que representa a unos cien accionistas anunció que presentó ante el tribunal una querella contra la entidad bancaria por “estafa, abuso de confianza, falsedad, complicidad y encubrimiento”. El Banco de Francia respaldó a la Société Générale y consideró que, pese al tubo que aspiró los capitales, la situación financiera de la entidad “no requiere comentario particular”.
El doctor Frederik-Karel Canoy –abogado de los accionistas– calcula sin embargo que “probablemente algunos de los accionistas han perdido la totalidad de sus acciones”. La Appac, Asociación de Pequeños Accionistas Activos, también recurrió a la Justicia. El presidente de la Appac, Didier Cornardeu, afirmó que “los accionistas van a pagar las consecuencias de una comunicación engañosa y de la falta de profesionalismo del equipo dirigente”.
Existen hoy dos planteos: 1, el argumento oficial: un empleado del banco, sin razón personal alguna –enriquecimiento– abusó de su posición y los mecanismos de control de riesgo operacional no funcionaron. 2, la sospecha: el banco carga contra Jérôme Kerviel para disimular los errores que la entidad cometió en sus operaciones financieras.
¿Y dónde está el personaje principal, es decir Kerviel? Aquí también hay dos versiones. La del banco dice que no sabe dónde se encuentra Jérôme Kerviel y deja flotar la idea de que se podría haber escapado.
La versión de su abogada, Elisabeth Meyer, alega todo lo contrario. Meyer aseguró que su cliente se encontraba en los locales de su gabinete y que “hoy no ha huido”. Además puntualizó: “Kerviel indicó que no estaba en fuga, que estaba a disposición de la Justicia”. ¡Qué modestos resultan los 300 millones de dólares perdidos en septiembre del año pasado por un corredor de Bolsa de la sucursal de Nueva York de Calyon, un banco filial del banco francés Crédit Agricole Ahora son siete mil millones de dólares. Que la Société Générale los haya perdido no puede ocultar el escándalo que corre detrás de estas cifras: es dinero de las finanzas, de la especulación, de las transferencias ciegas que nunca siembran las tierras del desarrollo y la equidad humanos.
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