Desde París

Ayer, en París, el mundo parecía ver a través de un agujero negro. En el curso de un coloquio Unión Europea-América latina organizado en la capital francesa, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, advirtió que “la estabilidad mundial está en tela de juicio”.

Strauss-Kahn pronosticó “un crecimiento reducido a casi nada” y adelantó que “la crisis tiene consecuencias indirectas muy fuertes, el crecimiento se aminorará en muchos países”. Entre éstos, el responsable del FMI citó a Brasil, México y China, al tiempo que también especuló con que la crisis, mezclada con la inflación, la escasez del crédito más la inestabilidad alimentaria, puede desembocar en “un descontrol y una explosión social”. En lo que respecta a América latina, Strauss-Kahn observó que la región se encontrará en un punto intermedio entre los países más desarrollados y China, pero descartó la ilusión de que los países emergentes queden a salvo de los efectos de la crisis.

“Era falso pensar que habría países que iban a quedarse al margen. El mundo de hoy está globalizado y las consecuencias de la crisis financiera se van a sentir en todos los sitios.” En este contexto, el responsable del organismo multilateral de crédito vaticinó un esquema inestable para América latina con inflación, desaceleración económica y riesgo de que, en las regiones más pobres como América Central, se pueda asistir a lo impensable: “Hambruna y desnutrición infantil”.

Strauss-Kahn también abogó para que la crisis financiera internacional no haga “olvidar otras crisis”, como la alimentaria o la del precio del petróleo. Aunque los precios hayan bajado recientemente, en la mayoría de los países emergentes la situación sigue siendo “extremadamente tensa”, tanto más cuanto que se ha agravado con las consecuencias de la crisis financiera y la pérdida de velocidad de la economía mundial.