Los gobiernos de América latina y el Caribe comenzaron a discutir y coordinar propuestas para afrontar la crisis financiera mundial, así como las dificultades energéticas, alimentarias y de cambio climático.

El anuncio tuvo lugar en un hotel de Río de Janeiro tras la apertura de una reunión de ministros y viceministros de Exteriores de 33 países, destinada a preparar la agenda de la Cumbre Presidencial de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, convocada para diciembre en Salvador.

El canciller brasileño, Celso Amorim, destacó que “ésta debe ser la primera vez en 500 años que se realiza una reunión de todos nuestros países a nivel de jefes de Estados” (sin EE.UU. y Canadá). Afirmó que se procura “integración y cooperación” extendida entre las naciones de América latina y el Caribe para hallar respuestas a esas crisis. “No puedo decir que la integración (regional) sea la única respuesta, pero sí que es una de las respuestas para afrontar estas cuatro crisis de las que hablamos”, subrayó Amorim el mismo día en que las bolsas del mundo sufrían bajas generalizadas.

La cumbre se realizará el 16 y el 17 de diciembre y fue promovida por Brasil para abordar cuestiones sobre los procesos de integración, el desarrollo regional y ahora suma temas como la grave crisis financiera desatada en Estados Unidos. Amorim puntualizó que ésta “es una reunión que se refiere a temas de actualidad” y señaló que se busca no colocar “un chaleco de fuerza” en la agenda de Salvador, sino una lista amplia de temas que también permita “estimular a los presidentes” a presentar sus propuestas o cambios.

Para el ministro, “el simple hecho de realizar la reunión ya es importante”, aunque destacó que ésta “no debe ser un hecho aislado, sino que tendrá que haber un seguimiento” de encuentros, sin caer en el exceso, para procurar así que “América latina y el Caribe caminen juntos”. Entre los temas en análisis figuran la integración comercial y energética, la cooperación regional, los problemas energéticos y medioambientales derivados del calentamiento global, además de las crisis financiera y alimentaria desatadas recientemente. Amorim también dio ejemplos “para mostrar cómo la integración ha ayudado al menos a mitigar la crisis financiera” en Brasil. Uno fue la “diversificación de la estructura comercial”, que disminuyó la dependencia de Estados Unidos, hacia donde hace algunos años iba el 26 por ciento de las exportaciones. Actualmente las ventas llegan a menos de 15 por ciento, contra 26 por ciento dirigidas a América latina y el Caribe, que pasa a ser el mayor cliente local. “Esto ilustra la disminución de nuestra vulnerabilidad”, dijo Amorim. Por ello consideró que la integración comercial y de proyectos de desarrollo entre latinoamericanos y caribeños puede contribuir a contener los efectos de las crisis.