La caída de las remesas enviadas a Centroamérica y México por la crisis financiera en Estados Unidos es “un golpe bastante fuerte” que amerita un programa regional, dijeron ayer en la Ciudad de México legisladores centroamericanos. Las remesas enviadas a México por sus emigrantes sufrieron en agosto una caída global del 12,2% con respecto al mismo mes de 2007, la peor baja desde 1995, y sumaron en los primeros ocho meses 15.553 millones de dólares, equivalente a una caída anual de 4,2%, reportó la semana pasada el Banco Central. “El desplome de los envíos de remesas empieza a sentirse” en Centroamérica, dijo Alejandro Solórzano, miembro del Parlamento Centroamericano. “En El Salvador son casi 3000 millones de dólares, Guatemala anda en unos 5000 millones, Nicaragua andará por unos 1500 millones de dólares anuales”, estimó. Esos montos son equiparables a las exportaciones de esos países. “Y si eso cae, cae la economía indudablemente”, advirtió.