ECONOMíA › LOS LíDERES EUROPEOS VUELVEN A PONER EN LA MIRA A LOS FONDOS ESPECULATIVOS

Los que ganan con la crisis

Los hedge funds, acusados de especular contra Grecia, España y Portugal, han vuelto al primer plano. Su regulación ocupó largos párrafos de la declaración final de la cumbre del G-20 celebrada el año pasado en Londres, pero eso no se trasladó a la acción.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Los pájaros destructores han vuelto a volar sobre el Viejo Continente atraídos por las fabulosas probabilidades de provecho que ofrece la crisis griega. El terrorismo financiero de los fondos especulativos hizo tambalear la fortaleza europea a un grado sin precedentes. Los países de la Eurozona se reunieron ayer en una cumbre en Bruselas para diseñar un esquema doble: comprometerse con mayores esfuerzos para mantener sus deudas públicas bajo control y esbozar mecanismos a fin de contener el ataque incisivo de la especulación. España, que esta semana fue blanco de la inquietud de los inversores alarmados por rumores catastrofistas que llevaron al subsuelo a la Bolsa de Madrid, impugnó los “ataques especulativos inaceptables” y aseguró que el nuevo código penal sancionará esas prácticas. En Francia, Jean Pierre Jouyet, presidente de la autoridad de los mercados financieros, IMF, prometió una investigación en torno de los rumores que desencadenaron un terremoto en España e Italia. A su vez, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, lanzó a principios de mes una carga virulenta contra las agencias de calificación “cuyas notas hacen y deshacen los mercados y la reputación de los países”.

Standard and Poor’s es una de las tres agencias que están en el ojo de la tormenta por las calificaciones que otorgó a Grecia, Portugal y España, tres países que vivieron una semana negra debido a esa graduación azarosa. Sin embargo, las agencias son sólo uno de los componentes que llevaron ayer a las Bolsas europeas a terminar la semana en picada y al euro a cerrar su cotización a niveles muy bajos (ver aparte). Los operadores destacan que si bien la crisis griega y las incertidumbres que acarrea aspiran en su remolino a todas las plazas financieras del mundo, el papel de los especuladores es predominante en este colapso. Y quien dice especulación habla de los famosos hedge funds que desempeñaron un papel predominante en la crisis financiera internacional de 2008. La determinación verbal de los dirigentes de las potencias mundiales con respecto a los hedge funds y sus murallas protectoras, es decir, los paraísos fiscales, contrasta con las realidades.

Los hedge funds, acusados de especular contra Grecia, España y Portugal, han vuelto al primer plano luego de haber perdido en 2008 sumas astronómicas. Su regulación, así como la de los paraísos fiscales, ocupó largos párrafos de la declaración final de la cumbre del G-20 celebrada el año pasado en Londres. Pero esa extensión declarativa no se trasladó a la acción. La famosa “refundación del capitalismo” desembocó en una nueva crisis mundial teledirigida por los mismos operadores que habían provocado la primera.

Por ejemplo, en marzo pasado, los ministros de finanzas de los 27 países de la Unión Europea debían discutir en Madrid un proyecto que apuntaba a regular los fondos especulativos. Pero el tema fue retirado in extremis de la agenda por la presidencia española de la UE porque ese principio contravenía a las prácticas en curso en Gran Bretaña. Los británicos recurrieron a un ardid para hacer fracasar el texto regulador: introdujeron la idea de un “pasaporte” para los hedge funds que permitía al administrador de un fondo autorizado a trabajar en Gran Bretaña comercializar sus productos en toda Europa.

Los europeos pagan hoy el tributo de la libertad de los mercados. Esos depredadores del trabajo humano han mordido las venas del euro y de Grecia para hacer majestuosos beneficios. La canciller de Alemania, Angela Merkel, denunció el “comportamiento pérfido” de las instituciones financieras, las mismas que en 2008 fueron rescatadas de la quiebra por los Estados –dinero público– y que hoy especulan con las deudas públicas que esas mismas instituciones contribuyeron a crear. El comisario europeo encargado de los servicios financieros, Michel Barnier, deploró la “capacidad inventiva descabellada de las instituciones financieras”. La frase se dirige a Goldman Sachs, mastodonte de la especulación que habría estructurado montajes dudosos en torno de la crisis griega. La crisis es así un drama y un gran negocio. En 2008, los hedge funds, por ejemplo, les hicieron perder a sus suscriptores 19 por ciento del capital. Muchos de esos fondos cerraron, pero no desaparecieron del sistema financiero, al contrario. Al año siguiente recuperaron lo perdido. En 2009, los fondos especulativos obtuvieron las ganancias más fuertes de los últimos diez años con repunte del 20 por ciento. De izquierda a derecha, los responsables europeos parecen descubrir recién la influencia de los fondos especulativos. Nicolas Sarkozy prometió que no dejará que “la especulación actúe según su voluntad para desestabilizar un país”. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, anunció que impediría que la Bolsa se convierta “en un terreno de juego para la especulación” (es lo propio de la Bolsa). A su vez, Angela Merkel evocó “un combate de los políticos contra los mercados”.

En una entrevista publicada por el diario económico Les Echos, Nathaniel Rothschild, presidente de NR Investments, juzgó que “el papel desempeñado por los especuladores en la crisis griega es demasiado grande. Todo esto se produjo con mucha facilidad. Los gobiernos deben tomar medidas”. Y sin embargo, nadie es inocente. Los Estados que prestaron dinero a Grecia lo hicieron a un interés del 6 al 7 por ciento. Ahora, de hecho, esos Estados consiguen el dinero a un costo menor, uno por ciento. En una acalorada intervención en el Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, el ex líder de las revueltas de Mayo del ’68 y hoy diputado ecologista europeo, denunció el plan de ajuste impuesto a Grecia. “Lo que debe hacer el gobierno de Papandreu es prácticamente imposible. Ustedes están completamente locos”, dijo Cohn-Bendit antes de acusar a Francia de haber presionado al primer ministro griego Giorgos Papandreu para que Atenas cumpla con los contratos de compra de armas firmados con París. Según Cohn-Bendit “hay fragatas francesas –por 2500 millones de euros– que los griegos deben comprar. Hay helicópteros, aviones y submarinos alemanes”.

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La canciller de Alemania, Angela Merkel, denunció el “comportamiento pérfido” de las instituciones financieras.
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