“Si bien el objetivo del Gobierno es bajar la inflación, es necesario que esa baja sea gradual y no de un día para el otro, ya que el efecto sobre la economía sería muy dañino. Sabíamos que esa baja se iba a producir en el segundo semestre pero definimos que no sea brusca”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Marcos Peña. La declaración muestra que para el macrismo la única estrategia de reducción de la inflación es la austeridad fiscal y monetaria, la apertura de importaciones y la baja del consumo a través del deterioro del poder adquisitivo de trabajadores y jubilados. Revela el peligro que supone la “obsesión” del Gobierno por la reducción rápida de la inflación.