Luego de haber presionado a productores y consignatarios para forzar una baja en el precio de la carne, el Gobierno pondrá la lupa sobre los diez frigoríficos que realizan más compras en el Mercado de Liniers. Los inspectores de la Comisión de Defensa de la Competencia comenzarán hoy auditando las cuentas de Coto. Mañana será el turno del frigorífico Ganadera Nueva Escocia, otro de los grandes jugadores que operan en el predio de Mataderos, y luego seguirán analizando una empresa por día hasta completar las diez. El objetivo es contrastar las facturas que los frigoríficos pagan en Liniers con las que emiten al venderles a matarifes y carniceros para tratar de determinar qué eslabón de la cadena está ampliando su margen de ganancia a costa de los consumidores, para quienes la carne está cada vez más cara. Previendo la inminente ofensiva oficial, las tres cámaras frigoríficas que concentran el 90 por ciento de la faena destinada a consumo interno informaron ayer que aplicaron rebajas al valor de venta de la media res de entre 2 y 12 por ciento. De ese modo, intentan que el foco se pose sobre los carniceros.

El índice novillo subió ayer 1,46 por ciento, pero igual continúa 12,1 por ciento por debajo de los valores del martes 28 de marzo y 19,7 por ciento detrás del record anual del miércoles 8 de marzo, fecha en que el kilo vivo llegó a 2,95 y Kirchner decidió suspender las exportaciones. Pese a ello, la carne no bajó en los mostradores. El Indec informó ayer que durante marzo subió 3,4 por ciento, y en algunos cortes las subas llegaron al 6,1 por ciento.

José Sbattella, presidente de la CNDC, había afirmado el viernes 10 de marzo, apenas se instaló en el Mercado de Liniers para monitorear las prácticas de los consignatarios, que los frigoríficos también estaban en la mira. Lo primero que hizo el organismo fue solicitarles a las principales empresas los datos de faena. Sin embargo, las respuestas recibidas fueron incompletas y con un nivel de agregación que imposibilitaba un análisis detallado. Por ese motivo, las autoridades de la Comisión les notificaron a los diez principales frigoríficos, que concentran el 42 por ciento de las compras, que a partir de hoy comenzarán a visitarlos para auditar sus cuentas.

Coto, el primero en ser inspeccionado, ocupa la cuarta posición en el ranking de compradores de Liniers en lo que va del año con un 4,48 por ciento de la hacienda. Ganadera Nueva Escocia, en cambio, se ubica primero con un 6,41 por ciento. Este frigorífico pertenece a Juan Carlos Delaney, Esteban Ruocco y Carmelo del Regno, tres socios que también poseen los frigoríficos Penta, segundo en el ranking, y Arenales (entre los tres concentran el 13 por ciento de las compras). Además se inspeccionará a Cotrafriya (ex Yaguané), Las Heras y San Roque, dos empresas pertenecientes a Eduardo Iezzi; Panamericana Export, La Huella Industrias Cárnicas, Velsud y Agroflex.

Al avanzar con las auditorías, los inspectores de la comisión se encontrarán con un entramado complejo que involucra a muchos más actores de los aparentes y en donde la informalidad y la evasión impositiva es una práctica corriente. Los frigoríficos figuran como compradores en Liniers, pero en la mayoría de los casos son los matarifes quienes tienen el capital suficiente para comprar la hacienda y los frigoríficos sólo se limitan a prestar un servicio de faena por el que suelen cobrar quedándose con el cuero y las vísceras, además de pagar un “recupero” por la diferencia, ya que el servicio que prestan es más barato que los subproductos que reciben.

Ganadera Nueva Escocia, por ejemplo, autorizó a 34 operadores a comprar en Liniers. Esas personas no son empleadas del frigorífico sino matarifes que no están registrados en la Oficina de Control Comercial Agropecuario y que operan bajo el paraguas de los frigoríficos para evadir IVA, Ganancias e Ingresos Brutos. Ese cruce de intereses complica aún más la posibilidad de detectar qué eslabón de la cadena se apropia de una sobrerrenta.