“Yo estuve 45 días secuestrado y estoy vivo gracias a la prensa libre, que siguió pidiendo por mí, a mis amigos y a mi familia. Les pido a todos que no se olviden de Jorge Julio López, que la Gendarmería y la policía lo sigan buscando. No volvamos al pasado”, sorprendió Enrique Pescarmona en el discurso de apertura del Coloquio de IDEA. Fue una mención inesperada, que no figuraba en la agenda de los empresarios. “Tengo que agradecerle al Gobierno que no se olvida de él”, remató el presidente de Impsa. Fue su primer reconocimiento a la Casa Rosada, a la que defendió a pesar del clima de desazón y fastidio reinante entre los asistentes por la ausencia de funcionarios nacionales. La única figura oficial fue la del gobernador Felipe Solá, quien llegó para la cena.

“No nos engañemos –reprochó Pescarmona a sus colegas–, hay algunos que vienen acá a buscar micrófono para darse el gustito” de aparecer en los diarios. En un mensaje al Gobierno, remarcó que el seminario de IDEA “no es una reunión asamblearia de la que surjan manifestaciones adjudicables a nuestra organización”. Las opiniones de los participantes, insistió, son a título personal. “Cuando quieran escuchar una opinión de IDEA recurran a los profesionales”, sugirió, en referencia a la consultora D’Alessio-Irol, que asiste a la entidad. “No hay que ir a los profesionales que estuvieron en Misiones, por supuesto”, ironizó.

Varios empresarios consultados por Página/12 entendieron las palabras de Pescarmona como una reprimenda al diputado Francisco De Narváez, quien en el último Pre-Coloquio de IDEA, en Mendoza, acusó al empresariado de callar sus opiniones por temor a represalias del Gobierno. Ese hecho habría empeorado la relación de la entidad con el Ejecutivo, que finalmente bloqueó la participación de funcionarios. La única esperanza que les queda a los organizadores es que a último momento venga Felisa Miceli, aunque parece cada vez más improbable. A su vez, ese coqueteo de IDEA con el Gobierno habría decidido a Roberto Lavagna a no asistir al evento, en el que tampoco le habían dado lugar para participar en ningún panel. El año pasado, Lavagna perdió su cargo como ministro tres días después de disertar en el Coloquio.

De Narváez contestó: “Pescarmona es un empresario oficialista que cree que las encuestas reflejan a los argentinos. Pregúntenle a Pescarmona adónde estaba el domingo cuando los misioneros demostraron que no todo son encuestas”. El diputado fue ayer el único representante del grupo El General, que respalda la candidatura de Lavagna. Una de sus reuniones más comentadas fue con Juan Carlos Blumberg, en el lobby del hotel adonde se realiza la conferencia. El ingeniero participa del Coloquio como oyente por segundo año consecutivo.