En la breve cumbre que se realizará hoy en Bruselas, los líderes de la Unión Europea (UE) van a despotricar contra las acciones de Rusia en el Cáucaso, aunque el encuentro probablemente termine sin amenazas y sanciones específicas. En vez de eso, los líderes europeos buscarán “castigar” a Rusia declarando su disposición a reforzar los lazos políticos y económicos con Georgia.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy –que convocó la cumbre, en tanto ejerce la presidencia del consejo de la UE– está ansioso por evitar una fisura pública entre gobiernos que podrían hacer quedar en ridículo a la Unión, al reafirmar la posición rusa. Varios países dejaron en claro que no están dispuestos a imponer castigos económicos o diplomáticos que pudieran provocar dolorosas respuestas por parte de Moscú, como la suspensión del gas u otros suministros.

Sin embargo, otro grupo de naciones, entre ellas varias de la ex Unión Soviética más Gran Bretaña y Suecia, presiona para que las palabras de la declaración final sean duras. El texto podría incluir una idea expresada por el primer ministro británico, Gordon Brown, en un artículo aparecido ayer en un diario. Allí el premier sugiere que, informalmente, las reuniones de las naciones más industrializadas deberían volver a realizarse en torno del G-7, es decir, boicotear el G-8 –grupo que incluye a Rusia– aunque sin disolverlo.

Mientras tanto, el presidente georgiano, Mijail Saakashvili, urgió a la UE a mantener un postura firme. “Espero que en la cumbre Europa no se rinda y se enfrente con este sucio intento de agresión”, dijo anoche.

Se espera que los líderes de la UE elaboren una fuerte condena hacia la negativa de Rusia a acatar los términos del acuerdo de cese del fuego, negociado por Sarkozy el mes pasado, y que condenen a Rusia por reconocer la independencia de las regiones separatistas.

Como un signo de profundización en el apoyo hacia el gobierno georgiano, se espera que en la cumbre los líderes europeos prometan ayuda para la reconstrucción de Tiflis. Y que les faciliten a los georgianos comerciar y viajar libremente dentro de la UE. Sin hacer promesas específicas, esto podría ser visto como un preludio a la membresía de Georgia para la UE, algo que Moscú detestaría. “Será más una cuestión de enviar señales positivas a Georgia que de enviar señales negativas a Moscú”, dijo el ministro francés para Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet.

Por su parte, Moscú mostró ayer su falta de preocupación hacia las represalias de la UE y Occidente. El presidente, Dimitri Medvedev, dijo a la televisión rusa que pronto firmará acuerdos militares y de ayuda con Osetia del Sur y Abjasia, las regiones independentistas de Georgia. Y volvió a cargar contra Washington, al señalar que su país “no puede aceptar un sistema mundial donde todas las decisiones las toma un solo país, incluso si es tan importante como Estados Unidos”.

Ante las cámaras el jefe del Kremlin lanzó una velada amenaza al advertir que su país también puede imponer sanciones. Si bien explicó que no es partidario de ese tipo de medidas, señaló que Rusia las adopta “en casos extremos”. La imposición de tales acciones requiere la adopción de leyes especiales, pero “si hace falta, también podemos adoptar este tipo de leyes”, amenazó Medvedev, aunque dijo que esa opción sería contraproducente. Unas horas después fue el primer ministro ruso, Vladimir Putin, el que volvió sobre el tema. En una entrevista afirmó que Rusia no tiene intención de limitar sus exportaciones de petróleo y gas a Europa pero las “diversificará”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.