El gobierno chileno vivió un martes de renuncias. La ministra de Salud, María Soledad Barría, también renunció a su cargo, asumiendo la responsabilidad política del caso de 25 enfermos de sida que no fueron notificados de que padecían esa enfermedad. Tanto esta renuncia como la de Soledad Alvear se anticipan a los cambios prometidos por Bachelet después de las elecciones municipales del domingo último. Barría (nefróloga y militante del Partido Socialista) concretó su dimisión presionada por la oposición y algunos sectores del oficialismo que preparaban una acusación constitucional en su contra a causa de lo ocurrido en un hospital de Iquique, al norte de Santiago. El caso tomó estado público el pasado 15 de octubre y, según se determinó, los casos sin notificar se arrastraban desde hace varios años y tres de los afectados murieron antes de que el ministerio ordenara una investigación interna y la intervención del establecimiento.