Domingo, 1 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › NEGOCIACIONES FEBRILES POR LOS VOTOS EN EL CONGRESO PARA LA RESTITUCION
Están los que creen que los golpistas ya no se pueden echar atrás y votar en contra del acuerdo y están los que advierten que la dictadura está trabajando contrarreloj para boicotear la votación en el Congreso. Zelaya, optimista.
Por María Laura Carpineta
Arrancaron las negociaciones en Honduras y el futuro de Manuel Zelaya está en manos de un viejo rival. Dentro y fuera de la embajada brasileña en Tegucigalpa, los teléfonos de los asesores del mandatario derrocado no paran de sonar. Tienen 48 horas para conseguir el apoyo del 50 por ciento más uno de los diputados nacionales y así poder festejar, sin miedo, su vuelta al poder. Necesitan 65 votos y sólo tienen 29 seguros. “Dependemos totalmente de Pepe”, le dijo Zelaya a uno de sus asesores, que está negociando con los legisladores. Pepe es Porfirio Lobo, el candidato del Partido Nacionalista, su rival electoral hace cuatro años y el favorito de todas las encuestas para sucederlo en la Presidencia en los comicios del 29 de noviembre próximo. Ayer por la tarde Zelaya dio una conferencia de prensa. No cantó victoria, pero habló con confianza, tranquilidad y moderación. Su encierro forzado parecía tener las horas contadas.
Durante la conferencia de prensa, el mandatario derrocado se mostró muy medido. Con un estilo casi de estadista, recordó las crisis institucionales que sufrió en las últimas décadas su país y, como siempre, tarde o temprano, se llegó a una solución a través del diálogo. “Ahora estamos en un nuevo diálogo para resolver una nueva crisis institucional, en la que dos poderes, la Corte Suprema y el Congreso, se unieron con los militares para derrocar al servidor que les habla”, señaló el mandatario, quien evitó los ataques personales al dictador Roberto Micheletti.
Mel, como le bautizaron los hondureños, leyó el acuerdo firmado el viernes y explicó punto por punto. Adelantó que el ex presidente chileno Ricardo Lagos y el actual embajador zelayista en Washington, Enrique Reina, serán dos de los cuatro integrantes de la comisión verificadora, que se instalará mañana para supervisar el cumplimiento del acuerdo conocido como Tegucigalpa-San José. Los otros dos miembros aún no están designados; uno representará a la OEA y otro a la dictadura hondureña.
También reconoció que aún falta la votación en el Congreso y que la victoria no está asegurada. Eso fue todo lo que dijo sobre ese punto, aunque es de lo único que hablan los zelayistas cuando no hay micrófonos cerca. Las opiniones entre los asesores y ministros del presidente legítimo están divididas. Están los que creen que los golpistas ya no se pueden echar atrás y votar en contra del acuerdo y están los que advierten que la dictadura está trabajando contrarreloj para boicotear la votación en el Congreso.
Página/12 habló con uno de los zelayistas que coordina las negociaciones con los diputados desde afuera de la embajada brasileña y su optimismo es limitado. “Tenemos 29 seguros, 21 de los liberales que no apoyaron el golpe, dos de la Democracia Cristiana y seis del partido progresista Unión Democrática. La única alternativa que tenemos es ganarnos los votos de la bancada nacionalista”, explicó el dirigente, quien pidió no revelar su nombre.
El Partido Nacionalista es una de las dos fuerzas tradicionales de Honduras, junto con los liberales, hogar político tanto de Zelaya como de Micheletti. Los 55 diputados de la bancada nacionalista votaron a favor del golpe hace cuatro meses, pero ahora corren el riesgo de que la comunidad internacional no reconozca las elecciones, que casi con certeza ganarán. “Hay unos 15 diputados nacionalistas que están muy comprometidos con el golpe y no van a ceder, pero hay otro grupo de alrededor de 40 que podrían seguirlo a Pepe Lobo, el candidato presidencial”, explicó la fuente.
Lobo se había mantenido callado durante los últimos días, cuando terminaban de afinar los detalles del acuerdo. Pero ayer salió a hablar y tranquilizó a más de uno dentro de la embajada brasileña. “Me siento contento con este acuerdo. No niego que tengo influencia en la bancada de diputados nacionalistas. Mis opiniones son escuchadas”, señaló el presidenciable favorito.
Según confió el negociador zelayista, están utilizando toda la artillería para convencer a los nacionalistas. Zelaya está negociando directamente con Lobo, explicó, y las autoridades de la embajada norteamericana en Tegucigalpa, con el apoyo del ex presidente Carlos Flores, se están reuniendo personalmente con cada uno de los legisladores. La dictadura también estaría echando mano a su artillería pesada. “Hoy (por ayer) hablé con un diputado nacionalista y lo primero que me preguntó fue: ‘¿Qué me van a ofrecer?’”, contó la fuente. Además varios funcionarios de la dictadura empezaron a hacer correr la versión de que con el acuerdo del viernes, las elecciones ya quedaron legitimadas ante la comunidad internacional, sin necesidad de restituir previamente a Zelaya. “El Congreso no está en sesión y tengo entendido que está programado que vuelva después de las elecciones”, señaló ante la prensa internacional el negociador michelettista, Arturo Corrales.
Pero nada de eso preocupa al presidente derrocado y ayer por la mañana recibió un nuevo llamado telefónico de la secretaria de Estado Hillary Clinton para ratificar el apoyo de Washington a su retorno a la Presidencia. “Zelaya nos dijo que está 99 por ciento seguro de que lo van a restituir. Está confiado porque la embajada norteamericana le aseguró que Pepe Lobo dio su palabra de que apoyará la vuelta de Zelaya”, explicó la fuente. Eso es todo lo que tienen, la palabra del hombre al que hace cuatro años Zelaya derrotó en las urnas.
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