EL PAíS › LA EXPULSION DE ELISA CARRIO DE LA ASAMBLEA PERMANENTE POR LOS DERECHOS HUMANOS

Según el cristal con que se mire

Miguel Monserrat, de la APDH, afirma que son “descalificatorias” las expresiones de la chaqueña contra el proyecto para obtener ADN y advierte que miente al sostener que se promueve la extracción compulsiva de sangre. Elsa Quiroz, del ARI, insiste al respecto y dice que el Gobierno ha instalado un marco de “persecución”.

 Por Fernando Cibeira

MIGUEL MONSERRAT, COPRESIDENTE DE LA APDH

“Descalifica a las Abuelas”

Miguel Monserrat es copresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y asegura que la decisión de separar a Elisa Carrió se tomó rápido y sin grandes debates en la mesa directiva del organismo. Alguna vez diputado por el Partido Intransigente, Monserrat explica que para resolver eso se tuvieron más en cuenta las expresiones descalificatorias de la líder de la Coalición Cívica al proyecto de Abuelas para obtener ADN por medios alternativos a la extracción de sangre que la oposición al proyecto en sí.

–¿Cómo fue que la APDH tomó la decisión de expulsar a Carrió?

–En realidad, lo planteamos en otras palabras para no aparecer en una actitud tan drástica. Dijimos que la separamos de la institución porque sus últimas declaraciones son absolutamente contradictorias y antagónicas con los valores y los principios que sustentan la acción de la Asamblea, desde su creación hasta ahora. Esto surge por las declaraciones que ha hecho, que no son las únicas: últimamente ha tenido muchas expresiones que no coinciden con lo que sostienen los organismos de derechos humanos. Pero éstas han sido muy terminantes en el sentido de descalificar la lucha para reparar uno de los crímenes de lesa humanidad más horrendos: el asesinato de mujeres embarazadas que estaban en cárceles clandestinas, a quienes hacían dar a luz sus hijos para luego robárselos y privarlos de su identidad. Quien aparece cuestionando esa lucha, descalificándola como un ataque fascista a la señora Ernestina Herrera de Noble, la titular del Grupo Clarín, también descalifica el trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo y del resto de los organismos de derechos humanos.

–¿Pero Carrió no está en su derecho de cuestionar el proyecto si no le parece correcto?

–Claro, y no es por eso que nosotros tomamos esta medida. La ley, como todo proyecto, es opinable. Se puede discutir y perfeccionar. Pero también es cierto que la crítica a ese proyecto de ley está planteada sobre la base de una mentira, al decir que propicia la extracción compulsiva de sangre para extraer el ADN. Eso es absolutamente falso. La ley está confeccionada en términos coincidentes con lo que ha sido un fallo de la Corte Suprema que convalidó un procedimiento de un juez que en un allanamiento logró a partir de un cabello o una prenda hacer ese estudio sin ninguna agresión física. Entonces se parte de una premisa falsa para cuestionar la ley.

–¿Hubo debate dentro de la Asamblea para llegar a esta decisión?

–La mesa directiva de la APDH se reúne semanalmente. Es un cuerpo de más de treinta miembros, porque es un organismo muy grande con gente de todo el país y de distintos ámbitos. Pero la decisión se tomó de manera unánime. Por ahí en algún medio se comentó que había habido debate o una discusión interna. No, en absoluto, se resolvió por unanimidad.

–Eso pese a que es una decisión casi inédita. Hasta esta semana la APDH sólo había expulsado a Carlos Menem después de los indultos, ¿no es así?

–Sí, en la historia de la Asamblea solamente en la década del ’90 se tomó esa medida con Menem. Que estuvo entre los que inicialmente adhirieron a la Asamblea, que no es el caso de Carrió, que se habrá incorporado hace ocho o diez años. Aquellos indultos de Menem fueron inmorales e inconstitucionales. Además, hubo declaraciones que hizo en aquel momento en las que llegó al extremo de reivindicar la represión de la dictadura. Ahora el de Carrió es el segundo caso, también por colocarse en una posición antagónica a los valores y principios de la Asamblea.

–¿Recuerda en qué circunstancias Carrió se acercó a la APDH?

–No se acercó. Ella en una etapa estuvo vinculada por razones políticas a Alfredo Bravo, nuestro recordado presidente de la Asamblea durante muchos años, cuando integraron el ARI. En esas circunstancias él acercó a la señora Carrió para que se incorporara, pero ella nunca tuvo militancia ni actividad alguna. No participó de ninguna reunión.

–¿Nunca? Carrió aseguró que ella y su partido habían sido de los que más habían trabajado por los derechos humanos.

–No estaría hablando de la Asamblea. Tal vez en su vida privada o en la vida de política partidaria. No lo conozco.

–¿Qué le pareció cómo reaccionó Carrió ante la decisión de la APDH? Dijo que “enhorabuena”, si era que lo hacían por trabajar “por los derechos humanos de todos”.

–Sí, dijo “de todos y no de algunos”. Esa frase hecha, remanida, ha sido el caballito de batalla durante muchos años de los sectores que se han opuesto a la lucha por los derechos humanos y han reivindicado la represión. Decir que los organismos de derechos humanos trabajan para preservar el derecho de algunos es falso. Trabajan para preservar el derecho de todos, de toda la sociedad argentina y de manera integral. Es una frase equivocada que además en esta ocasión no estuvo destinada a defender los derechos de todos, sino de una sola persona, que estaría afectada por una actitud “fascista” como llegó a decir, que es la directora de Clarín. Así que no estaba defendiendo un derecho de todos, sino el privilegio de una persona.

ELSA QUIROZ, DIPUTADA DEL ARI

“Dividen entre buenos y malos”

Por F. C.

Elsa “Tata” Quiroz es diputada del ARI y milita desde hace años junto a Elisa Carrió. Presa durante la dictadura y, como recordará en un tramo de la entrevista, querellante en una causa de derechos humanos en Chaco, Quiroz no califica el proyecto de Abuelas como “fascismo puro”, pero coincide con su jefa política en que apunta a la extracción compulsiva de sangre en la medida en que no la prohíbe taxativamente.

–Más allá del “enhorabuena” de Carrió, ¿cómo recibieron la decisión que tomó la APDH?

–Entendemos que los derechos humanos no son una herramienta para hacer política, sino que los derechos humanos son la causa de la política. Todos nosotros, y algunos particularmente mucho más, estamos comprometidos con la causa de los derechos humanos. No hay dueño, ni una voz que diga quiénes son los buenos y quiénes los malos en cuanto a derechos humanos. Lo que se instaló para afuera en el marco de un clima de confrontación muy insano es un intento de, además de desprestigiar a algunas voces, también cancelar un debate que la sociedad debe darse en la medida de su interés o hasta de su curiosidad, diría.

–¿Qué debate?

–Sobre este punto, porque es una situación muy delicada y muy sensible. Y este marco de persecución y de utilización de la causa de derechos humanos para desprestigiar a las personas también tiene que ver con obstaculizar una discusión que tiene que ser clara y honesta. Para ir al proyecto concreto, el oficialismo plantea que no hay compulsión y el proyecto claramente plantea que hay compulsión en la medida que no la prohíbe irrestrictamente. A partir de ahí se dan discusiones que no tienen que ver con si algunos defienden la dictadura y otros son los buenos que, a costa de cualquier práctica, defienden los derechos humanos. Se instala que algunos no defienden los derechos humanos y entonces son pasibles de cualquier tipo de sanción. La verdad no es así, lo que hay que discutir es el proyecto.

–Usted habla del oficialismo, pero el proyecto es de Abuelas de Plaza de Mayo.

–Está bien, pero con quien nosotros estamos discutiendo es con el oficialismo. Sabemos que el proyecto es de Abuelas, estuvimos con Estela de Carlotto y con dos abogados. Nosotros trabajamos, defendimos y aportamos permanentemente a la causa derechos humanos. A esta altura no es necesario que Lilita revise su historial de sus aportes a esa causa. Estamos hablando desde la Convención Constituyente del ’94 para adelante, de la habilitación de los Juicios por la Verdad, de la incorporación de los pactos internacionales con rango constitucional, fue miembro informante de la ley de anulación de obediencia debida y punto final. Entonces, acá hay un punto con el que algunos no estamos de acuerdo y es la compulsión. Si en el proyecto figurara muy taxativamente la prohibición de la compulsión, entonces todos estaríamos de acuerdo. Coincidimos en que hay que perseguir los crímenes de la dictadura, los delitos de lesa humanidad. Para nosotros verdad, memoria, justicia y condena, sigue siendo la consigna que guía la causa de derechos humanos.

–En la APDH dicen que más allá de no estar de acuerdo con el proyecto les pareció que iba contra la defensa de los derechos humanos que Carrió lo calificara como “fascismo puro” y que estaba dirigido a perseguir a Ernestina Herrera de Noble.

–Pero eso no tiene que ver con Abuelas, ni con Estela, ni con el resto de los organismos. Hay organismos como el Serpaj donde algunos han expresado que tampoco están de acuerdo, especialistas como Strassera tampoco están de acuerdo. Lo que Lilita plantea tiene que ver con el Gobierno. Esta confrontación la instaló el Gobierno, no la instaló ni la sociedad, ni los organismos de derechos humanos.

–¿Habla de la pelea del Gobierno con Clarín?

–Claro, esa confrontación la instaló el Gobierno.

–¿Coincide entonces en que el proyecto es fascista y apunta a perseguir a una sola persona?

–No, no estamos hablando de eso. Estamos hablando de que hay que perfeccionarlo y que hay que poner una prohibición expresa. También que hay que avalar, yo lo hice desde el primer momento, el fallo de la Corte.

–En Abuelas dicen que lo que no entienden de la posición de Carrió es que habla de extracción de sangre compulsiva cuando el proyecto no la contempla y apunta a lo contrario, a la obtención de ADN por otros medios.

–No, “preferentemente” se utilizarán esos medios. Ese “preferentemente” deja al arbitrio del juez la interpretación. Tiene que figurar la prohibición expresa.

–Carrió sostuvo que no había que defender sólo los derechos humanos de algunos sino los de todos. En la APDH sostienen que es la misma frase que utilizan quienes reivindican la represión.

–Nada que ver. Es imposible pensar una cosa como ésa, es un disparate. Dividir entre buenos y los malos, entre quienes defienden a la dictadura y los que defienden los derechos humanos, es profundizar ese marco de confrontación y persecución que se ha instalado.

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