Viernes, 4 de diciembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › TRAS EL PEDIDO DE OBAMA DE REFUERZOS PARA AFGANISTAN
El gobierno de Berlusconi, que ya tiene desplegados a 2800 militares en Afganistán, anunció que enviará un millar de soldados suplementarios a lo largo del 2010. Berlín prolongará la estadía de sus fuerzas.
Barack Obama pide y Europa cumple. Apenas 48 horas después de que el mandatario estadounidense anunciara el envío de 30 mil soldados extra a Afganistán y solicitara a sus aliados que siguieran sus pasos, ayer el eje Roma-Berlín respondió al pedido. Si bien con diferencias, los gobiernos conservadores de Silvio Berlusconi y de Angela Merkel reafirmaron ayer su compromiso militar en el país asiático. El gobierno de Italia, que ya tiene desplegados a 2800 militares en Afganistán, anunció que enviará un millar de soldados suplementarios a lo largo del 2010.
“Dimos la posibilidad a partir del inicio del próximo año de incrementar con 1000 militares nuestra misión”, precisó ayer Ignazio La Russa, ministro italiano de Defensa. “Ofrecimos nuestra disponibilidad a una visión más global, con mayores recursos para la reconstrucción, más obligaciones para el gobierno afgano, de tal manera que se pueda definir un horizonte preciso para la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF)”, explicó La Russa.
El caso alemán fue distinto. Actualmente, con sus 4500 soldados sobre el terreno, Alemania posee el tercer mayor contingente militar en Afganistán después de Estados Unidos y de Gran Bretaña. Por eso, por ahora, lo que hizo el Bundestag fue mantener la apuesta, pero no aumentarla. Tras un debate en el recinto en el que volvieron a oírse las críticas de la izquierda por la masacre de civiles cometida por tropas alemanas en Afganistán hace algunas semanas, los congresistas aprobaron la prolongación del despliegue de sus soldados en el país asiático por un año más, hasta diciembre de 2010, pero sin enviar un solo refuerzo adicional.
La negativa alemana a incrementar su contingente, sin embargo, podría ser temporaria. Durante el debate, Guido Westerwelle, ministro de Relaciones Exteriores, precisó que el gobierno federal evaluaría tal posibilidad en el mes de enero, en el marco de la conferencia de Londres sobre Afganistán.
El incremento de tropas extranjeras en Afganistán forma parte de la nueva estrategia militar anunciada por Obama el martes, diseñada y a cargo del comandante de las fuerzas internacionales sobre el terreno, el general estadounidense Stanley McChrystal. Según McChrystal, el objetivo es proteger a los civiles afganos, reforzar las capacidades de las fuerzas de seguridad locales y vencer definitivamente al grueso de la insurgencia talibán. En este sentido, y según lo expresó esta semana, el gobierno de Washington espera de sus aliados de la OTAN un esfuerzo de entre 5000 y 7000 soldados adicionales. Por lo pronto, de acuerdo con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, la Alianza Atlántica ya tendría asegurados unos 5000 hombres entre miembros de la organización y terceros países como Corea del Sur o Georgia.
Además de Italia y Alemania, países como Gran Bretaña, con un contingente de 1200 soldados, y Eslovaquia, con 250, ya habían anunciado esta semana el refuerzo de sus propios contingentes, en tanto en los próximos días Polonia podría decidir el envío de otros 600 militares y España, de 200.
El general McChrystal, desde Kabul, anunció que el refuerzo militar, destinado tanto a formar a las fuerzas de seguridad afganas como a luchar contra los talibán en el sur y el este del país, mostrará sus primeros frutos a partir de mediados del año que viene. “Creo que de aquí al próximo verano (boreal), constataremos importantes progresos en materia de seguridad. En un año podré decirles si nuestra estrategia es verdaderamente eficaz”, aseguró el militar a un grupo de diputados afganos.
Tal vez debido a ese período de prueba sin resultados asegurados es que otros países miembros de la OTAN, como Francia y Turquía, ya hicieron pública su negativa a enviar más militares al país asiático. París expresó su apoyo a la misión, pero se negó a aumentar sus tropas, y el gobierno de Ankara, a su turno, dejó en claro que no quería que sus tropas participaran directamente en los combates. “Estamos estudiando esta nueva política. Necesitamos aclaraciones”, señaló Turquía.
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