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La negativa del Congreso hondureño a restituir al presidente Manuel Zelaya cayó mal fronteras afuera, incluso entre sus aliados. Brasil, Paraguay, El Salvador y Guatemala salieron a respaldar al mandatario derrocado, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) criticaron a medias. “Estamos decepcionados por esta decisión porque esperábamos que el Congreso aprobara su restitución”, fue la reacción de ayer del subsecretario de Estado norteamericano para América latina, Arturo Valenzuela.

Sin embargo, inmediatamente el funcionario y reconocido experto en consolidación democrática aclaró que la simpatía de Washington sigue estando del lado de la dictadura. “La decisión, que fue realizada de una manera abierta y transparente, cumple con su mandato”, agregó, haciendo referencia al acuerdo firmado entre zelayistas y golpistas a principios de noviembre. La UE, por su parte, tampoco lanzó una crítica contundente contra el Legislativo hondureño. “La UE lamenta que el resultado de las deliberaciones del Congreso hondureño no parece que vaya a facilitar una solución a la crisis política en el país”, señaló Lutz Güllner, vocera de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton. La negativa de los golpistas no fue suficiente para que el bloque europeo apoyara abiertamente a Zelaya.

Los únicos apoyos contundentes llegaron desde América latina. “Seguimos manteniendo como gobierno nuestra posición de que el presidente Zelaya es el único presidente constitucional de Honduras y se le deben devolver sus poderes constitucionales”, aseguró ayer el presidente salvadoreño, Mauricio Funes. Desde Guatemala, la Cancillería reiteró también su respaldo al presidente constitucional. Brasil fue el último en reafirmar su compromiso. “Las elecciones no tienen legitimidad, no veo por qué Brasil debe reconocer un proceso que no fue legítimo”, señaló el canciller Celso Amorim.

Cada país presentará su posición hoy en la sesión extraordinaria convocada por la OEA en Washington. Para preparar la discusión Amnistía Internacional adelantó el resultado de su misión en Honduras. “Es esencial que la comunidad internacional no se olvide del pueblo de Honduras, dándoles un cheque en blanco a las nuevas autoridades e ignorando los abusos que tuvieron lugar en los últimos cinco meses”, reclamó Javier Zúñiga, jefe de la delegación.