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Un atacante suicida vestido como una mujer con velo se detonó ayer en medio de un hotel atestado en Mogadishu, matando a por lo menos 19 personas, incluyendo tres ministros del gobierno. El terrorista se metió en medio de una ceremonia de graduación de los estudiantes de la universidad de medicina en la capital de Somalia, matando a varios médicos que son muy necesarios en un país desgarrado por la guerra.

“Lo que sucedió es un desastre nacional”, dijo el ministro de Comunicaciones, Dahir Mohamud Gelle, confirmando que tres de sus colegas del gabinete de los departamentos de educación y salud habían muerto en la explosión del hotel Shamo. Un cuarto ministro estaba seriamente herido. Los testigos dijeron que un hombre vestido con velo y zapatos de mujer entró a la sala de conferencia donde había 700 personas reunidas para la graduación. Una enorme explosión arrancó la pared y llenó el hotel de humo.

La clase que se graduaba venía de la Universidad de Benadir, que se estableció hace siete años para entrenar a médicos para reemplazar a aquellos que huyeron al exterior o murieron en la guerra civil. Las víctimas de ayer eran el segundo curso que había completado su entrenamiento. Aunque ningún grupo se responsabilizó por el ataque, el gobierno transicional culpaba anoche a la milicia extremista islámica al Shabaab. Una declaración conjunta de la Unión Africana, la Unión Europea, la Liga de los Estados Arabes, la ONU y Estados Unidos condenaron el atentado: “Este ataque horrible es otra demostración de la total indiferencia de los extremistas por la vida humana. El hecho de que esta bomba tuvo como blanco una ceremonia de graduación de estudiantes de medicina, futuros médicos de Somalia, es particularmente atroz”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.