Jueves, 31 de diciembre de 2009 | Hoy
La libertad del rehén británico Peter Moore finalmente se dio como se esperaba, a cambio de liberar a un líder de la milicia chiíta. La saga se estiró durante tanto tiempo porque los estadounidenses no querían liberar a Qais al Khazali, a quien culpan por el ataque a su base en Kerbala en 2007, cuando murieron cinco soldados estadounidenses. El secuestro de Moore y cuatro guardias de seguridad británicos difiere de la mayoría de los miles de secuestros en Irak. La mayor parte es por dinero. Algunos son para sentar su posición política al capturar y posiblemente matar a un extranjero. Pero el secuestro de Moore y su grupo en el Ministerio de Finanzas iraquí en Bagdad en mayo fue precisamente planeado. El objetivo era asegurarse un rehén que pudiera ser usado como moneda de cambio para liberar a los líderes del grupo Asaib ahl al Haq, apoyado por Irán. Un intercambio de prisioneros siempre iba a ser difícil de arreglar. Los estadounidenses y los iraníes estaban comprometidos en hostiles intercambios encubiertos en los que fueron capturados diplomáticos y funcionarios iraníes. Esto llegó a su pico en la primera mitad de 2007, cuando marineros británicos fueron tomados prisioneros por los Guardias de la Revolución iraní en aguas disputadas en el Golfo.
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