Jueves, 16 de septiembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › RESPONDIó A LA REPRESENTANTE DE LA UE, VIVIANE REDING
Por Eduardo Febbro
Desde París
La confrontación entre la Comisión Europea y la presidencia francesa a propósito de la expulsión de los gitanos volvió a encenderse luego de un amago de pacificación. Viviane Reding, responsable de Justicia y Derechos Fundamentales de la Unión Europea, empleó el martes palabras muy duras cuando aludió a una circular del Ministerio de Interior francés en la cual se pedía a la policía el desmantelamiento de los campamentos ilegales “tomando como prioridad los de los gitanos rumanos”. Reding dijo que ese texto era “una vergüenza” y lo comparó con prácticas vigentes en la Segunda Guerra Mundial. Viviane Reding amenazó también con iniciar un procedimiento de infracción contra Francia. París tomó muy mal esas palabras, pero trató de bajar el tono. En un comunicado emitido ayer, la presidencia juzgó “inu-sual” la expresión de Reding y llamó a “un diálogo tranquilo sobre el fondo del asunto”. El barco parecía ir hacia un puerto tranquilo hasta que habló Sarkozy. Durante una comida con senadores de su partido, UMP, Sarkozy dijo que si a Reding le preocupaban tanto los gitanos rumanos no tenía más que recibirlos en Luxemburgo (el país de Viviane Reding). Los luxemburgueses se molestaron con la frase de Sarkozy y la calificaron de “mal intencionada”.
La política francesa de expulsión de gitanos rumanos y búlgaros ha enfrentado a París con el resto del mundo sin que el Ejecutivo o la presidencia dieran el brazo a torcer. Muy por el contrario, ministros y diputados descalificaron con frases hoscas a las entidades que condenaron la política francesa, desde la ONU, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo hasta el Papa y varias ONG internacionales. Cuando el Comité de Derechos Humanos de la ONU criticó a Francia por la deportación de los gitanos, Dominique Paillé, portavoz de la UMP, dijo que ese comité estaba compuesto por “gente que viene de países donde no se respetan los derechos humanos”. Cuando el pasado 9 de septiembre el Parlamento Europeo votó una resolución pidiendo a Francia que “suspendiera” la deportación de gitanos, Eric Besson, ministro de Inmigración e Identidad Nacional, denunció “una baja operación política organizada por diputados europeos de izquierda”.
Según adelanta el diario Le Monde en su edición Internet, un “alto responsable del Departamento de Estado norteamericano, bajo el anonimato”, dijo que “Estados Unidos invita a Francia y a otros países a respetar los derechos de los gitanos”.
El diario francés recuerda que una comisión de parlamentarios norteamericanos calificó de “maniobras políticas inoportunas” la expulsión de los gitanos. Sin embargo, el presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, apoyó al mandatario francés y criticó duramente a Viviane Reding. La canciller alemana, Angela Merkel, calificó de “inapropiadas” las expresiones de la responsable de Justicia y Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Lo curioso del caso es que el procedimiento de infracción contra Francia evocado por Viviane Reding por el no respeto de las normas de la Unión se apoya en una noble directiva europea creada por Francia, la directiva sobre Libertad y Movimiento. En el año 2000, cuando el populista y racista Jörg Haider llegó al gobierno en Austria, el ex presidente francés Jacques Chirac promovió el principio de sancionar a los miembros de la Unión Europea que violasen los fundamentos de la UE. Esta entidad está regida por un concepto que, para Chirac, era inviolable: una zona de libertad, seguridad y justicia carente de fronteras interiores que garantiza la libre circulación. El artículo N0 7 del Tratado de Lisboa introducido por Chirac sanciona todo atropello de esos valores.
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