El histórico juicio en la Corte Suprema brasileña sobre la compra de votos legislativos por parte del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), conocido como Mensalao, se centró en la culpabilidad del principal acusado, José Dirceu, poderoso ex jefe de Gabinete de Luiz Inácio Lula da Silva. El juez revisor del proceso, Ricardo Lewandowski, exculpó ayer a Dirceu y al entonces presidente del PT, José Genoino, al considerar que no hay pruebas en su contra y que las conclusiones del juez relator que los culpó partieron de simples conjeturas. “No descarto que Dirceu haya cometido o sea hasta el mentor (del sistema de compra de votos), pero eso no encuentra resonancia en las pruebas del proceso”, manifestó Lewandowski. El juez relator del proceso, Joaquim Barbosa, que se mostró implacable hasta el momento, consideró culpables de corrupción activa a ambos funcionarios y acusó a Dirceu de dirigir el sistema de compra de votos que, con finanzas ilegales, se destinaba a conseguir el apoyo al gobierno de Lula en el Congreso.

“Las pruebas colocan a Dirceu en posición central, tanto en la organización como en el liderazgo de la práctica criminal, como mandante de las promesas de pagos de ventajas indebidas a parlamentarios que apoyasen las votaciones de su interés”, afirmó Barbosa, quien obtuvo hasta ahora el apoyo de la mayoría de jueces, menos de Lewandowski. La tercera de los diez jueces de la corte, Rosa Weber, también consideró culpables a Dirceu y a Genoino. Los tres magistrados del tribunal coincidieron en considerar culpables de corrupción activa al entonces tesorero del PT, Delubio Soares, y al publicista acusado de hacer llegar el dinero bajo forma de préstamos de bancos públicos, Marcos Valerio.

El histórico juicio, que comenzó el 2 de agosto, busca determinar la responsabilidad de ex ministros, dirigentes históricos del PT y empresarios en una contabilidad ilegal paralela del partido, que presuntamente compró votos y apoyos de parlamentarios. El principal acusado es Dirceu, considerado una suerte de primer ministro del gobierno de Lula y su hombre más cercano en el Ejecutivo. La suerte de Dirceu se resolvería la próxima semana. El caso hizo tambalear en 2005 al gobierno de Lula y desmembró a su partido, aunque el ex mandatario consiguiera más tarde ser reelecto hasta fin de 2010.

El juicio avanzó en capítulos, al ritmo de una novela, comandada por el juez relator, que dirige el proceso. El juez revisor es el que confirma, completa o corrige el informe de este magistrado. Al inicio del juicio fueron analizadas las acusaciones contra los dirigentes de instituciones económicas desde donde partió el dinero. Posteriormente, se examinaron los casos de quienes recibieron los fondos, entre ellos, dirigentes de pequeños partidos aliados del gobierno. Actualmente, los magistrados estudian la culpabilidad del núcleo político que habría comandado ese sistema ilegal, además de determinar quiénes fueron los autores de los pagos.

Hasta ahora, los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) consideraron culpables a 22 de los 37 acusados, siguiendo las recomendaciones del juez relator. Las condenas, no obstante, no serán definidas hasta el final del juicio, que todavía puede demorar algunas semanas. Dirceu asegura que nunca negoció pagos a partidos aliados. La defensa de los acusados manifiesta que la contabilidad ilegal fue destinada apenas a cubrir gastos de campaña, un delito que ya habría prescripto. El proceso se sustancia en vísperas de las elecciones municipales, que se llevarán a cabo el próximo domingo en Brasil.

“El juicio ya está teniendo un impacto en las elecciones contra el Partido de los Trabajadores, y lo tendrá en la imagen del presidente Lula, el gran líder del PT que llegó al poder enarbolando una bandera de ética en la política, y de quien no se descarta que quiera ser candidato a la presidencia en 2014”, dijo David Fleischer, profesor de la Universidad de Brasilia. “A largo plazo, el juicio cambiará bastante la práctica política en Brasil, un país acostumbrado a las contabilidades paralelas de los partidos”, estimó el consultor.

El ex presidente Lula da Silva, por su parte, minimizó la importancia electoral del megajuicio por el escándalo de corrupción y acusó a las dos principales cadenas de TV del país de perjudicar a los candidatos del PT de cara a las elecciones municipales del domingo. “A mi entender, el juicio no afecta. Estoy siguiendo el proceso electoral y haciendo campaña”, dijo Lula, quien viene acompañando al candidato del PT a la alcaldía de San Pablo, Fernando Haddad, su ex ministro de Educación. “En todas las campañas en las que el PT estuvo en la delantera, O Globo y la TV Record hacían debates. Es una vergüenza que no haya debate en estos canales sobre la elección en la ciudad más grande del país. No quieren que Haddad muestre la competencia que tiene”, dijo el ex presidente. TV Globo, la más grande señal de televisión del país, famosa porque en 1989 manipuló un debate que perjudicó a Lula frente a quien fuera más tarde presidente, Fernando Collor de Mello, intentó hacer un debate sin los partidos minoritarios, contrariando la ley electoral, pero como fue objetada, decidió cancelar el encuentro.