EL PAíS › EL SECRETARIO DE SEGURIDAD, SERGIO BERNI, ENCABEZA LAS CONVERSACIONES CON GENDARMES Y PREFECTOS

Con una negociación que está en marcha

Gendarmes y prefectos mantienen un petitorio de reclamos que incluye llevar el básico a siete mil pesos. El Gobierno anunció ayer que depositó los sueldos de septiembre sin descuentos. Sin embargo, mantienen las protestas.

 Por Julián Bruschtein

“La negociación con los integrantes de las fuerzas de seguridad son prioridad para el Gobierno.” Las distintas reuniones que mantuvo ayer el secretario de Seguridad, Sergio Berni, con gendarmes y prefectos buscaron acelerar el final de la protesta en la que el punto más difícil de acordar era el aumento del básico a siete mil pesos que presentaron ante las autoridades dentro de un petitorio con varios temas. Aun así, “tenemos la voluntad de negociar y evaluar la mejor salida al conflicto”, señaló un funcionario de la Casa Rosada a Página/12, pero agregó que “no entendemos por qué, si está solucionado el problema que inició el conflicto, continúan reclamando de esta manera”.

“Entendemos el reclamo, pero es sumamente fuera de lugar la forma en la que lo están realizando”, aseguró el funcionario acerca de la medida de fuerza que continúa frente a los edificios Guardacostas, de la Prefectura, y Centinela, de la Gendarmería. Con intensas reuniones en las que Berni fue el negociador principal enviado por el Gobierno, intentaban anoche destrabar el conflicto que ya se extendió por tres días y que tuvo ribetes que para algunos sectores del oficialismo tenían anclaje en “sectores que buscan desestabilizar y utilizan a los suboficiales de las fuerzas de seguridad. Tienen que respetar el orden establecido, no se puede seguir de esta manera, que diputados, senadores e innumerable cantidad de personalidades de la política y las instituciones democráticas ya repudiaron fuertemente”.

El martes arrancó el reclamo de los prefectos, que denunciaron un recorte de casi el 70 por ciento de sus salarios. Se comenzaron a reunir frente al edificio sede de la fuerza en Puerto Madero con los recibos en la mano, en un hecho inédito en la historia reciente del país. El reclamo surgió a partir de la aplicación de un decreto que ajustaba a derecho por fallo de la Corte la porción de salario no remunerativo que estaba percibiendo. Pero lo que debía ser un recorte en los salarios más altos de la fuerza se realizó de forma generalizada sobre todos los haberes, lo que provocó la reacción de los rangos más bajos. Luego se sumó la Gendarmería con un reclamo similar, provocando un correlato en algunos puntos del interior del país. El gobierno nacional resolvió el tema de los recortes rápidamente con la acción del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino. Después de haber relevado las cúpulas de ambas fuerzas, ayer se informó que ya se había depositado el dinero correspondiente a agosto, pero los agentes plantearon un aumento de salario como única opción para salir del atolladero.

Berni se reunió ayer a la una de la madrugada con los manifestantes. En un primer encuentro, que se mantuvo durante tres horas, recibió un petitorio en el que se planteó “un piso de siete mil pesos de bolsillo para el personal de menor jerarquía”. Piden también que se integre a suboficiales de ambas fuerzas en la Comisión Negociadora de Asuntos Salariales con el Ministerio de Seguridad, que se habilite la incorporación a una ART, la libre elección de obra social y que no se establezca ninguna represalia una vez que se resuelva el conflicto. El secretario de Seguridad solicitó tiempo hasta el martes para acercar posiciones, pero los agentes no aceptaron el plazo. Ayer a media tarde el ministerio convocó nuevamente a una reunión a la que se acercaron los negociadores, que se extendió y de la que poco se pudo saber.

“La negociación viene bien y se transmite optimismo. El planteo era justo, así se entendió y se resolvió lo más rápido que se pudo. Por eso es inentendible que continúen manteniendo la medida”, confiaron en la Casa Rosada. Los agentes de ambas fuerzas mantuvieron reuniones durante todo el día para consensuar una escala salarial común con la que pudieran hacer fuerza mancomunadamente frente a la propuesta que provenga del ministerio. “El problema no es reclamo a esta altura, lo que vemos evidente es que detrás de todo esto hay alguien que les habla al oído para que continúen con la medida”, reflexionó el dirigente.

“Hasta que no haya una resolución del ministerio firmada, no nos vamos a ir”, argumentaba Raúl Maza, uno de los voceros de los gendarmes, en las escalinatas del Edificio Centinela. Los prefectos, con un poco más de calma, señalaban la buena predisposición de Berni “al recibir el petitorio esta madrugada”. A última hora aún no trascendía demasiado sobre el avance de las negociaciones, aunque sí estaba claro de parte de los enviados del Gobierno que “una vez resuelto el problema, es una situación que no se puede volver a repetir”.

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La entrada del Edificio Centinela lució ayer más despoblada que al inicio del conflicto.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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