Viernes, 6 de septiembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › A DIAS DE CUMPLIRSE CUARENTA AÑOS DEL GOLPE QUE DERROCO A ALLENDE EN CHILE
El mandatario reconoció que la Justicia y los medios de comunicación pudieron haber hecho más para prevenir violaciones a los derechos humanos. Pidió a los represores que aporten información para esclarecer sus crímenes.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, afirmó ayer que toda la sociedad, en especial el Poder Judicial y los medios de comunicación, pudo haber hecho más para frenar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. “Falta aún verdad y justicia”, reconoció. “Es bueno rememorar eventos muy dolorosos, no para revivir las mismas querellas, odiosidades y divisiones que tanto sufrimiento causaron sino para aprender de esos errores y, en consecuencia, iluminar los caminos del futuro”, definió Piñera.
El mandatario habló ante corresponsales extranjeros en La Moneda a menos de una semana de los actos conmemorativos del cuadragésimo aniversario del golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet y que instauró una cruenta dictadura de 17 años. “Falta verdad sobre las circunstancias en las que murieron y los lugares donde están enterradas las personas que siguen siendo detenidos desaparecidos –consideró–. El esclarecimiento de estos hechos va a traer un alivio no sólo a sus familiares sino también a la sociedad entera.”
De las tres mil víctimas asesinadas por la dictadura y certificadas en el Informe Rettig, mil figuran como desaparecidas. En los últimos 23 años solo se encontraron restos fragmentados de 125 partidarios del gobierno de Salvador Allende. “Todo el que pueda colaborar a que tengamos más verdad, entregando más información si la tiene, y todo lo que podamos avanzar para tener más justicia, será un aporte muy importante a una sociedad que quiere, merece y tendrá que ser capaz de vivir en paz y reconciliarse”, reclamó.
La charla con la prensa extranjera, acotada al golpe y la dictadura, ocurre tras dos semanas de fuego cruzado entre voceros del oficialismo y de la oposición por lo actuado por cada uno en esa etapa. La polémica se originó en el ala del oficialismo más identificada con el pinochetismo, a partir de que el senador Hernán Larraín pidiera “perdón por no haber colaborado de modo suficiente a la reconciliación” y su correligionaria y candidata presidencial Evelyn Matthei contestó que no tenía “nada de qué pedir perdón”.
Esta divergencia dentro del ala dura del gobierno, la Unión Democrática Independiente (UDI), abrió el camino para las recriminaciones de la oposición, pese al intento mediador de la moderada Renovación Nacional, el partido de Piñera. Pero lejos de encauzarse, la disputa se corrió a la opositora Nueva Alianza, que encabeza la candidata Michelle Bachelet, cuando el senador del Partido Socialista Camilo Escalona pidió perdón por su rol de polarización en las instancias previas al golpe que derrocó a Salvador Allende, concepción rechazada por el comando de la ex presidenta, también socialista.
El punto candente de los mea culpa llegó ayer cuando la Asociación de Magistrados del Poder Judicial, de orientación progresista, pidiera perdón por sus “omisiones” durante el régimen militar y el vocero de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, considerara que “fue un acierto que la Corte apoyara el golpe militar”.
Piñera no estuvo de acuerdo. “Creo que el Poder Judicial no estuvo a la altura de sus obligaciones y pudo haber hecho mucho más. Le corresponde cautelar los derechos de las personas y proteger sus vidas, por ejemplo, acogiendo los hábeas corpus que rechazó en forma tan masiva”, evaluó el mandatario. De la misma manera se refirió a los medios de comunicación. “Pudieron hacer mucho más, haber investigado la realidad en materia de violaciones a los derechos humanos, con mucho más rigor, más profundidad, y no quedarse con la versión oficial del gobierno militar.”
Según el mandatario, “la sociedad entera habría levantado su voz con mucha más fuerza para evitar los atropellos a los derechos humanos que fueron sistemáticos, reiterativos y muy graves y hubieran podido ser evitados”. El presidente insistió en que la verdad y la justicia muchas veces no bastan. “Que la sociedad entera se haga un examen de conciencia y si cree que no actuó bien, lo diga en forma fuerte y clara porque eso es también un gran aporte a una mayor paz y reconciliación”, señaló.
Por ello, invitó en la conmemoración de los 40 años del golpe a una reflexión sobre las responsabilidades de distinta naturaleza en el quiebre institucional. “Nunca más y bajo ninguna circunstancia se pueden justificar las violaciones a los derechos humanos”, advirtió el presidente de Chile.
El debate no sólo surgió a días del 11 de septiembre, cuando se cumplan 40 años del golpe, sino a dos meses de las elecciones presidenciales para las que el centroizquierda es con claridad favorito a ganar, con el liderazgo de Bachelet, según las encuestas. Frente a la oferta de la oposición, nucleada en la Nueva Alianza, el oficialismo lleva el lastre de un gobierno que perdió popularidad de manera abrupta en los últimos dos años, a partir de las protestas sociales generalizadas, reprimidas muchas veces con brutalidad y sin respeto a los derechos humanos por parte de la policía militarizada, el cuerpo de Carabineros.
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