Domingo, 8 de septiembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EL PRECEDENTE DEL EFIMERO GOBIERNO CHILENO DE JUNIO DE 1932
La república socialista a la que Allende acompañó como estudiante proclamó medidas que les erizaban la piel a las clases dominantes: relaciones con la URSS, altos impuestos a las fortunas, expropiación de los depósitos.
Por Gustavo Veiga
Mucho antes de que Salvador Allende fuera presidente y los esbirros de Augusto Pinochet bombardearan La Moneda, en Chile hubo una efímera república socialista. Duró apenas doce días, desde el 4 al 16 de junio de 1932. La breve experiencia política fue liderada por un militar de curioso nombre y vida novelesca: Marmaduke Grove (ver aparte). José Santos González Vera, Premio Nacional de Literatura chileno 1950, definió así a quienes le dieron apoyo: “Llegaban al centro a caballo, en carretas, en vehículos inverosímiles adornados con guirnaldas de papel. Los rostros no eran habituales. Estos hombres parecían la reencarnación de aquellos que crearon la Comuna de París”. Un avión se adelantó al avance de las masas sobre Santiago lanzando panfletos que anunciaban “la revolución se hará aunque llueva”. Cuarenta y un años después, el 11 de septiembre de 1973, en el mismo lugar caerían bombas en lugar de papelitos.
La república socialista a la que Allende acompañó como estudiante, proclamó medidas que les erizaban la piel a las clases dominantes: el establecimiento de relaciones diplomáticas con la joven Unión Soviética, altos impuestos a las grandes fortunas, la expropiación de los depósitos en moneda extranjera y oro, la nacionalización del comercio exterior, la devolución a los trabajadores de menores recursos de sus herramientas prendadas en la Caja de Crédito Popular y una amnistía a los presos políticos, entre otras.
Cuando se aproxima el 40º aniversario del golpe de Estado del ’73 contra el gobierno de la Unidad Popular, el repaso a aquellos días olvidados del ’32, permite trazar analogías entre los dos hechos. Lo mismo ocurre entre sus principales protagonistas. Grove fundó junto a otros militantes el Partido Socialista chileno el 19 de abril de 1933 y fue su primer secretario general. En una fotografía tomada en esa fecha, se lo ve sentado posando junto a la conducción del PS. Detrás y de pie, aparece un joven médico Allende, con camisa blanca y corbata a pintitas. Una bandera del partido sirve de telón de fondo.
Años después, entre 1939 y 1941, Allende llegaría a ser ministro de Salud del Frente Popular, un gobierno de centroizquierda presidido por Pedro Aguirre Cerdá. En esa etapa, Grove era senador por Santiago y presentó un proyecto de reforma agraria que nunca fue aprobado. Planteaba el slogan “Ni tierra sin hombres, ni hombres sin tierra”. Los encuentros entre los dos eran frecuentes como lo prueban varios documentos y fotografías.
Los hechos del ’32 que los unieron, comenzaron con la sublevación de una unidad de la fuerza aérea en el municipio santiaguino de El Bosque. Grove, a esa fecha comandante en jefe de los aviadores de guerra, se puso a la cabeza de un grupo heterogéneo de civiles y militares que combinaban ideas de izquierda y su participación en la masonería. Uno de ellos, Eugenio Matte, era presidente de los estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile.
Desde los claustros surgió un movimiento que llamó a formar soviets de estudiantes, obreros y campesinos durante la primera república socialista de América del Sur. Se llamaba Grupo Avance y corría al flamante gobierno por izquierda. Otro de los líderes de la junta socialista de gobierno fue el periodista y abogado Carlos Dávila Espinoza, quien había sido embajador chileno en Estados Unidos durante la primera presidencia del general Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931). Era el ala derecha del grupo que había eyectado de la presidencia a Juan Esteban Montero. En los papeles, el general Arturo Puga completaba como presidente la junta revolucionaria. Su rol era meramente formal.
La inestabilidad política de la época. Las consecuencias de la gran depresión del ’30. Las diferencias notorias entre Grove y Dávila, quien sería presidente provisional de Chile entre junio y septiembre de 1932. Las constantes conspiraciones militares de las que Grove era un emergente extraño. Y el acta de defunción que la oligarquía chilena le había extendido a la breve experiencia socialista –contra la que conspiró desde el primer día–, terminaron por convertirla en una caricatura. Distintos registros históricos de la época, como la publicación gráfica Sucesos, señalan que cien mil trabajadores se movilizaron hacia La Moneda para acompañar la revolución con la cual se habían ilusionado el sábado 4 de junio del ’32. Pero vieron esfumarse en sus retinas la efímera toma del Palacio de Invierno chileno. La república socialista se acabó cuando apenas había comenzado a andar.
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