Hoy se celebrará en toda Sudáfrica el Día Nacional de la Oración y la Reflexión para homenajear al fallecido ex presidente Nelson Mandela. El presidente, Jacob Zuma, hizo un llamado a los ciudadanos para ir a los estadios, auditorios, iglesias, templos y sinagogas para celebrar la vida de Madiba, como se conoce popularmente en su país al ex mandatario. Varias localidades de Su-dáfrica recordaron ayer al icono de la lucha contra el apartheid. Al igual que el viernes, frente a la casa del ex presidente en el barrio de Houghton, en Johannesburgo, se congregaron cientos de ciudadanos. “No han sido fáciles los últimos días y no lo serán los próximos, pero con el apoyo que estamos recibiendo desde aquí y desde fuera del país, en el debido tiempo todo estará bien para la familia”, dijo Temba Matanzima, portavoz de la familia Mandela. Además agradeció a los sudafricanos y a la gente de todo el mundo sus mensajes de apoyo, mientras el líder estaba enfermo. “Madiba no sólo fue un ciudadano de Sudáfrica y del extenso continente africano, sino un ciudadano del mundo.”

Miles de libros de condolencias fueron colocados en los edificios públicos para que los ciudadanos puedan honrar a su héroe nacional, mientras que la radio y la televisión seguían centrando su programación en el Nobel de la Paz. Algunos dejaban notas de agradecimiento a Mandela por haber transformado un país antes dividido entre blancos y negros o depositaban dibujos, osos de peluche y ramos de flores. Desde un improvisado podio, hablaron clérigos de diferentes religiones. También fueron colocados ramos de flores frente a la alcaldía de Ciudad del Cabo, donde el dirigente dio su primer discurso tras ser liberado de prisión en 1990. El entorno de la vivienda en Johannesburgo, acordonada fuertemente por la policía, es una canción permanente entonada por decenas de personas que bailan y tocan tambores en honor al líder sudafricano. “El nos liberó, sólo podemos recordarlo con alegría”, expresó una mujer negra que, gracias a la lucha que dignificó a Mandela, hoy no tiene problemas para mezclarse en un barrio de blancos.

La ciudad entera se encuentra empapelada con el rostro de Mandela, con carteles pegados en los árboles, en las paredes, en las vallas y hasta en los grandes murales publicitarios. Todas sus frases, sus colores y sus imágenes se resumen en un mismo mensaje: “Gracias, Tata (padre)”. “Estoy feliz ahora que descansa en paz. Mandela nos unió a negros, blancos, coloureds (mestizos) e indios. El nos enseñó la unión”, dijo Terry Mokoena, en Soweto, el otro hogar del líder, donde ahora se erige el Museo Nacional Nelson Mandela.

El primer presidente negro de Sudáfrica murió a los 95 años, el jueves, tras sufrir una larga enfermedad pulmonar contraída durante los 27 años y medio que pasó en prisión. La familia de Mandela agradeció ayer el apoyo recibido de todo el mundo, de gran ayuda para afrontar la situación, según señaló en las primeras declaraciones emitidas desde el fallecimiento del luchador antiapartheid.

Mientras, las autoridades locales preparan a toda marcha el funeral del líder sudafricano, que tendrá lugar en una semana y será uno de los mayores dedicados a una figura de Estado en décadas. El féretro con el cuerpo de Mandela será transportado cada uno de los tres días de capilla ardiente –del miércoles 11 al viernes 13– desde Johannesburgo hasta la capital, Pretoria, y el recorrido será anunciado con anterioridad para que la gente pueda ir a darle su adiós, anunció ayer el portavoz gubernamental Neo Momodu. El funcionario llamó a los sudafricanos a salir a las calles para rendirle tributo cuando pase la procesión, que trasladará los restos de Mandela cada día a Union Buildings, la sede oficial del gobierno. También será posible acudir a este edificio para despedirse, aunque no estará permitido sacar fotos.

“Se trabaja las 24 horas para cumplir con los plazos que nos hemos planteado”, sostuvo Collins Chabane, ministro de la Presidencia encargado de la evaluación y seguimiento del funeral. Asimismo indicó que aún no puede decir si el ataúd estará abierto o cerrado durante las ceremonias. El presidente norteamericano Barack Obama y los ex mandatarios de su país Bill Clinton, George W. Bush, Jimmy Carter van a viajar a Sudáfrica para despedir al Nobel de la Paz. La mandataria Dilma Rousseff aún no confirma el día de llegada para participar de las ceremonias fúnebres, a las que se acreditaron más de 2500 periodistas del mundo.

El sábado 14 de diciembre, el cuerpo de Mandela será trasladado a Waterkloof, Pretoria, donde el Congreso Nacional Africano, partido del que fuera jefe, dará su último adiós a su histórico líder y desde allí volará hasta la región de Cabo Oriental. Una guardia de honor militar recibirá los restos de Mandela en un ataúd cubierto con la bandera sudafricana y los trasladará al aeropuerto de Mthatha. Desde allí el cuerpo de Mandela será transportado en un carro de artillería y una carroza hasta la casa de la familia de Mandela en la aldea de Qunu donde se realizará una ceremonia tradicional de la comunidad thembu a la que pertenece el ex presidente.

El último día de conmemoraciones será el 15 de diciembre, con un funeral de Estado que se celebrará en Qunu ante la familia de Mandela, el presidente sudafricano y jefes de Estado y de gobierno de otros países, entre 9000 invitados. Mandela se convirtió en 1994 en el primer presidente negro de la historia de Sudáfrica y lideró, junto a su antecesor en el cargo y último líder del apartheid, Frederik De Klerk, una transición democrática que evitó una guerra civil entre blancos y negros. Gracias a ese esfuerzo reconciliador, Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993. “Fue un gran unificador. Este énfasis en la reconciliación fue su gran legado”, expresó su antecesor.