Viernes, 4 de abril de 2014 | Hoy
EL MUNDO › CARMEN BOHORQUEZ, HISTORIADORA VENEZOLANA Y DIPUTADA CHAVISTA
La apuesta de los dirigentes contrarios al gobierno es que las manifestaciones violentas continúen, dijo. La legisladora responsabilizó a los opositores por las muertes violentas que se sucedieron desde el 12 de febrero.
El plan de la oposición radicalizada es terminar con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Así lo aseguró en diálogo telefónico con Página/12 la historiadora y diputada oficialista Carmen Bohórquez, para quien la apuesta de los dirigentes opositores es que las manifestaciones violentas continúen. “No están dispuestos a esperar a 2016 para el referendo revocatorio, a recoger las firmas necesarias que marca la Constitución, porque seguramente el presidente sacará más votos que en 2013”, sostuvo. Bohórquez responsabilizó a los opositores por las muertes que se sucedieron desde el 12 de febrero, cuando comenzaron las protestas, y que ya suman 39. Además, defendió a los llamados colectivos, grupos armados afines al chavismo acusados por la oposición de recibir órdenes del gobierno. “Ninguna de esas muertes fue provocada por ningún colectivo”, dijo la diputada.
–¿Qué es lo que está pasando en Venezuela desde febrero a esta parte?
–Esto es parte del plan que viene ejecutándose desde que el comandante Hugo Chávez asumió en diciembre de 1998. Son quince años de continua conspiración por parte de la derecha venezolana con apoyo del Departamento de Estado norteamericano para poner fin al proceso revolucionario. Recordemos el golpe de Estado de 2002, que estuvo precedido por manifestaciones, marchas y un gran desconocimiento de la Constitución aprobada en 1999. En cualquier otro país, cualquier otro presidente hubiera llevado a la cárcel a todos los que participaron del golpe. Sin embargo, sólo se procedió contra las figuras relevantes de la asonada. Luego, el presidente llamó al diálogo, que fue desatendido por la oposición. Más tarde vino el sabotaje petrolero, en diciembre de 2002, hasta febrero del otro año. En 2004 hubo una situación similar con guarimbas, que es cuando se cierran las calles con cualquier tipo de elementos que obstaculicen el tránsito. No ha habido un solo año en el que la oposición no haya estado actuando en contra del gobierno revolucionario.
–La oposición dice que el motivo principal de las protestas son la inflación, el desabastecimiento y los altos índices de criminalidad.
–Eso dicen algunos en sus discursos. Pero en las manifestaciones les aseguran a sus seguidores que el motivo de las protestas no es la falta de alimentos, sino la salida de Maduro. Esto lo han dicho Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma. Lo ha dicho incluso Capriles Radonski, que intenta desmarcarse de los hechos de violencia. Evidentemente hay problemas económicos, hay productos de la canasta básica que están desapareciendo de los anaqueles de los supermercados, pero no es una situación permanente. Cuando llegan los productos, la gente compra, pero también hay contrabando hacia Colombia. El 50 por ciento de los productos de la canasta básica se va por la vía del contrabando hacia Colombia. Pero ellos no lo dicen.
–¿Las protestas dividieron a la oposición entre radicalizados y moderados?
–Por supuesto, hay muchas fracturas. Tratan de mantener un discurso de unidad, pero hay sectores descontentos con estas manifestaciones. El nivel de violencia ha desacreditado a la oposición dentro de lo que se podría llamar una oposición light, es decir, las personas que no son fanáticas, aunque están descontentas con el gobierno. La oposición ha perdido apoyo en algunos sectores más populares y de clase media. Están los partidos viejos, Acción Democrática y Copei, que guardan un silencio absoluto, aguardando a ver qué sucede. Otros grupos opositores, como el MAS, se han deslindado de las guarimbas, aunque siguen manteniendo sus críticas al gobierno. Luego están López, Machado y Ledezma, que aparentan que están defendiendo la democracia contra una feroz dictadura. Y está Capriles, que una día dice una cosa y luego otra.
–¿Los colectivos afines al chavismo han asesinado a manifestantes?
–Ese es otro mito que se ha mantenido durante los quince años de nuestro gobierno. La oposición siempre ha discriminado al pueblo y lo ha calificado de chusma. Luego del golpe de 2002, el pueblo se organizó bajo la fórmula de círculos bolivarianos. Se decía que los círculos eran los enemigos de las clases media y alta, que iban a asaltar sus casas, sus residencias. Eso mismo lo están reproduciendo ahora con los colectivos, que es el pueblo que se organiza en comunidad para conseguir viviendas, manejar la venta de productos alimenticios y resolver los problemas diarios. Ellos han satanizado a los colectivos como hicieron con los círculos. Culpan a los colectivos de las muertes que la oposición, los guarimberos, han provocado. Ninguna de esas muertes ha sido producto de ningún colectivo chavista. De los 39 muertos, solamente tres se le pueden atribuir a fuerzas oficiales. Dos al Sebin –el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional–, que causaron las dos primeras muertes y el de una muchacha –Geraldine Moreno– que ocurrió semanas después, cuando la Guardia Nacional llegó para desarmar una guarimba y disparó con perdigones demasiado cerca. Pero ninguna muerte fue provocada por un colectivo.
–¿Existe la posibilidad de que las partes se reúnan para dialogar?
–El gobierno ha estado llamando al diálogo desde antes de que se desatara la violencia. Luego de las elecciones de diciembre, en las que el gobierno obtuvo el 76 por ciento de las alcaldías del país, el presidente Maduro convocó a los alcaldes de la oposición que habían ganado a una reunión de trabajo. Es decir que el llamado a la paz siempre ha estado presente. Pero el plan de la oposición es tumbar al gobierno de Maduro. Acudir al diálogo significaría para ellos desarmar las guarimbas y sus llamados a que se acabe el gobierno.
Informe: Patricio Porta
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