Martes, 10 de junio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Amy Goodman y Denis Moynihan *
Cuando se denunció la desaparición de Bowe Bergdahl en Afganistán la mañana del 30 de junio de 2009, se produjo una gran grieta en el discurso estadounidense acerca de la guerra más larga de la historia del país.
La liberación de Bergdahl la semana pasada, como parte de un intercambio de prisioneros con el talibán, provocó que desde los medios dominantes se atacara abiertamente al prisionero de guerra estadounidense, a su familia y al propio presidente Barack Obama. Sin embargo, lejos del barullo de estos abucheadores profesionales de la clase política, en Haily, Idaho, Bob Bergdahl, el padre del joven prisionero, ha librado una larga lucha por la liberación de su hijo. El calvario del hijo y el activismo disciplinado y contemplativo del padre muestran otra cara de la guerra de Estados Unidos en Afganistán.
Aún se desconoce exactamente qué sucedió aquella noche en que Bowe Bergdahl desapareció en la provincia de Paktika. Sean Smith, un documentalista de The Guardian, conoció a Bergdahl un mes antes de su desaparición. “Bowe era un tipo que hablaba con calma, era inteligente y atento”, escribió Smith sobre el soldado ahora liberado. Smith realizó dos videos excepcionales, uno con imágenes registradas en Afganistán y otro filmado en Idaho, en el que se muestra el incansable trabajo de Bob Bergdahl no sólo para que liberen a su hijo, sino también para comprender la misión de Estados Unidos en Afganistán. El soldado Bowe no aparece en los documentales de Smith, pero sí dos de sus compañeros de unidad, que son parte de un inseparable grupo de cinco o seis personas.
En el video, uno de los soldados, le dice a Smith: “Esta gente sólo quiere que se la deje en paz”. El otro compañero de Bowe añade: “Los rusos los jodieron durante 17 años y ahora vinimos nosotros”. Y continúan: “Lo mismo ocurrió en Irak cuando estuve allí. Esta gente sólo quiere que la dejen tranquila, celebrar sus cosechas, sus bodas, ese tipo de cosas. Eso es todo”. Pocos días después de esta entrevista a sus compañeros, Bergdahl desapareció. Smith me dijo: “Muchas personas que servían en el ejército en Afganistán estaban expresando preocupación acerca de lo que estaban haciendo allí o acerca de lo que les dijeron que fueron a hacer allí y de lo que pensaban que estaban haciendo. No criticaban la cadena de mando, sino que estaban cuestionando la guerra y el concepto que hay detrás. Varios soldados plantearon inquietudes y cuestionamientos”.
De regreso en Idaho, Smith caminó junto con el padre de Bowe hasta llegar a un remoto campamento cubierto de nieve en medio de las montañas. Bob Bergdahl se había dejado crecer una larga barba y estaba estudiando el idioma pashto para poder comunicarse con la gente de Afganistán. En el documental, Bergdahl dice acerca de su hijo: “No estaba allí por razones de seguridad nacional. No estaba allí porque perdió a un amigo cercano el 11 de septiembre. Estaba allí porque fue educado para sentir compasión. Sé que ésa fue la motivación de Bowe, ayudar a estas personas. Ese es el modo en que muchos estadounidenses conciben la guerra: somos una especie de cuerpo de paz con armas y ésa es una misión imposible”.
Inmediatamente después, se ve a Bob Bergdahl mirando un video de Martin Luther King Jr. en 1967, cuando pronunció su famoso discurso “¿Por qué me opongo a la guerra de Vietnam?”. Bergdahl reflexiona: “¿Cómo vamos a enseñarles a al menos dos generaciones de niños de este país que tenemos cero tolerancia a la violencia cuando, al mismo tiempo, ocupamos dos países de Asia durante casi una década? Es esquizofrénico. La finalidad de la guerra es destruir. No se la puede utilizar para gobernar”.
Se está prestando mucha atención al grupo de personas que solicita que Bowe Bergdahl sea sometido a un consejo de guerra. Media Matters, un observatorio de medios sin fines de lucro, ha documentado la implacable campaña del canal Fox News contra Bergdahl y la demonización de su familia. Mientras tanto, The New York Times puso en duda la afirmación reiterada incansablemente por la CNN, MSNBC y otros medios de que de seis a ocho soldados murieron mientras buscaban a Bowe Bergdahl en las semanas y los meses posteriores a su desaparición. Otras personas, quizá mejor informadas, a quienes los medios de comunicación dominantes conceden muy poco espacio, tienen respuestas más matizadas con respecto al intercambio de prisioneros de guerra. El coronel retirado de la Fuerza Aérea Morris Davis, principal fiscal militar de la prisión de la Bahía de Guantánamo hasta que renunció en 2007, me dijo: “No conozco ninguna guerra que haya terminado sin que las partes negocien o debatan. Simplemente no sé cómo se pone fin a una guerra sin hablar con el otro bando”.
En respuesta a la crítica de que los cinco prisioneros de Guantánamo que fueron intercambiados por Bergdahl eran terroristas de alto nivel, Davis afirmó: “Muchos políticos, incluido John McCain, intentaron utilizar esto para mostrar al presidente Obama como débil. Creo que es un discurso falso y, lamentablemente, demasiadas personas lo han creído. Se está intentando pintar un panorama de que las fuerzas estadounidenses capturaron a estos hombres en medio de la batalla y que en el proceso se perdieron vidas y eso no fue lo que sucedió. Durante el tiempo que fui fiscal principal en Guantánamo investigamos a todos los presos y nos centramos en alrededor de 75 que podían ser acusados de cometer algún delito. Cuando vi los nombres el otro día, no los reconocí. Tuvimos más de 12 años para probar que habían cometido algún delito del que acusarlos. Estoy seguro de que, si hubiera sido el caso, lo hubiéramos hecho, pero no fue así”.
Cuando le pregunté al coronel Morris si calificaría a estos hombres que fueron liberados y enviados a Qatar también como prisioneros de guerra, me respondió afirmativamente. El difunto periodista de Rolling Stone Michael Hastings publicó varias notas sobre Bowe Bergdahl en las que cita mails enviados por Bowe a sus padres, que son muy críticos de la ocupación de Estados Unidos en Afganistán. Bowe escribió: “Lamento todo lo ocurrido aquí”. Al final del video de Sean Smith, se escucha a Bergdahl decir sobre la guerra de Estados Unidos en Afganistán: “Creo que se trata del ocaso del tejido moral estadounidense. Aquí se origina el sentimiento de culpa, porque te dicen que estás ayudando, pero por dentro sabes que no es así”.
* Conductora del noticiero Democracy Now!
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