Sábado, 28 de noviembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › “ELLOS TIENEN UN CULTO A LA MUERTE, NOSOTROS TENEMOS AMOR POR LA VIDA”, DIJO HOLLANDE
La ceremonia nacional de homenaje a las víctimas de los ataques del 13 de noviembre en París se llevó a cabo en el patio de Les Invalides, donde Francia ha honrado siempre sus héroes militares. Los “mártires” de un nuevo tipo.
Por John Lichfield y Leo Cendrowicz *
Desde París y Bruselas
Puede haber sido el mejor momento de François Hollande. En un discurso de 16 minutos en Les Invalides ayer –escrito mientras viajaba alrededor del mundo– consiguió algo que rara vez logró en sus tres años en el Palacio del Elíseo. Habló a la nación.
“Una horda de asesinos mató a 130 de los nuestros e hirió a cientos de otros, en el nombre de una causa loca y en el nombre de un Dios al que traicionaron”, dijo Hollande. “Ellos tienen un culto a la muerte, pero nosotros... tenemos amor, amor a la vida.”
La ceremonia nacional de homenaje a las víctimas de los ataques del 13 de noviembre en París fue idea de Hollande. Nada como eso había sucedido antes. No podía ser una ceremonia religiosa porque Francia es un Estado ferozmente secular. No podía ser una ceremonia militar, a pesar de que se llevó a cabo en el patio de Les Invalides, donde Francia ha honrado siempre sus héroes militares. Hollande ideó, en cambio, una ceremonia laica en memoria de lo que él llamó los “mártires” de un nuevo tipo de guerra –uno en el cual un restaurante o una sala de conciertos de rock pueden convertirse en la primera línea–.
“Estos hombres, estas mujeres simbolizaban la alegría de vivir”, dijo. “Fueron asesinados porque casualmente estaban ahí y por quienes eran, la juventud de un pueblo que disfruta de la vida y honra la cultura.”
Los nombres de 129 de las 130 víctimas fueron leídos solemnemente. “Christophe, 48 años; Lola, 17 años...” Durante largos minutos se oyó la triste letanía de los nombres de las víctimas de los peores atentados sufridos por Francia en su historia.
Una familia se había opuesto a que su ser querido estuviera incluido. Las fotografías de la mayoría de las víctimas fueron exhibidas en una pantalla gigante. Varias familias se negaron a proporcionar imágenes.
Más de 2600 personas entre familiares y amigos cercanos de los muertos y personalidades políticas –y muchas víctimas heridas pero lo suficientemente bien como para estar presentes– formaron una falange de dolor a lo largo de un lado del patio. Dos familias se negaron a asistir porque culpaban a Hollande y a los políticos en general de no prevenir los ataques.
Una canción inolvidable de Jacques Brel –“Quand on n’a que l’amour” (“Cuando sólo se tiene amor”)– fue cantada por tres cantantes pop, Camelia Jordana, Yael Naim y Nolwenn Leroy. El coro del ejército francés cantó “La Marsellesa”. Fue evidente que el presidente Hollande estaba luchando por contener las lágrimas en un momento. La ex candidata presidencial socialista Ségolène Royal parecía estar llorando todo el tiempo.
El discurso de Hollande fue aclamado después, incluso por los opositores políticos y la prensa conservadora, como un modelo de equilibrio: sombrío, pero decidido; lírico, pero no exagerado. “Los que cayeron el 13 de noviembre eran Francia, toda Francia –dijo–. Ciento treinta vidas destruidas, 130 destinos sesgados, 130 risas que no oiremos más, 130 voces silenciadas para siempre.”
Prometió que el Estado Islámico (EI) sería destruido. Sin dar nombres, rechazó los llamados de algunos políticos de derecha (entre ellos el ex presidente Nicolas Sarkozy) para que Francia vuelva a un pasado “eterno” en el que todas las diferencias culturales serían suprimidas.
“No vamos a ceder ante el miedo o el odio.” “Francia seguirá siendo la misma y responderemos a los ataques con más canciones, más conciertos y seguiremos yendo a los estadios”, dijo Hollande.
En los lugares de los atentados, decenas de personas se congregaron para dejar flores para recordar a las víctimas. “Todo el país está sufriendo”, expresó Elise Capvenat, de 48 años, delante la sala Bataclan, donde murieron 89 personas.
Los presidentes Barack Obama, Vladimir Putin y François Hollande se encontrarán el lunes en París en el marco de la conferencia de la ONU sobre el clima, COP21, y no se descarta que aborden en la ocasión nuevamente el tema de Siria. Sin embargo, ayer, por vez primera, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, planteó la posibilidad de que las fuerzas del régimen sirio se asocien a la lucha contra el EI, “en el marco de la transición política”.
Las autoridades belgas anoche acusaron a un hombre de “asesinatos terroristas y la participación en las actividades de una organización terrorista”, en relación con los atentados. El hombre, cuya identidad no fue revelada, fue arrestado el jueves en Bruselas. Eso eleva a seis el número de detenidos por las autoridades belgas y acusados de delitos de terrorismo.
Un tribunal de Bruselas también confirmó ayer la detención de Ali Oulkadi, de unos 31 años, un francés que vivía en Molenbeek, que fue detenido el domingo por la noche. Se cree que él condujo al sospechoso de París, Salah Abdeslam, través de Bruselas el día después de los ataques.
Oulkadi no sabía que Abdeslam –que todavía está prófugo– había estado involucrado en los atentados de París, según su abogado.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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