Jueves, 17 de diciembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › ALAN GARCíA Y LOURDES FLORES COMPARTEN FóRMULA EN PERú
En los últimos años, la defensa del neoliberalismo económico los ha ido acercando. García se había estancado.
Por Carlos Noriega
Página/12 En Perú
Desde Lima
Dos viejos enemigos se unen. Una unión que se parece más a un matrimonio por conveniencia o necesidad que a uno por amor o convicción. El dos veces ex presidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011), líder del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), viejo partido socialdemócrata que ya hace un tiempo viró a la derecha, y la ex candidata presidencial Lourdes Flores, cabeza del conservador Partido Popular Cristiano (PPC), que se han enfrentado directamente en dos procesos electorales, ahora irán de la mano a las próximas elecciones presidenciales de abril de 2016. García como candidato presidencial y Flores como su vicepresidenta.
La historia de los dos protagonistas de este controvertido matrimonio político ha sido tormentosa, marcada por los ataques y acusaciones mutuas. En 1991, Lourdes Flores, entonces diputada, debutó en las grandes ligas políticas acusando con pasión en el Congreso a Alan García por corrupción durante su primer gobierno y exigiendo su enjuiciamiento. Tiempo después, en los años 2001 y 2006, ambos se enfrentaron por la presidencia. Las dos veces Alan García derrotó a Lourdes Flores y la dejó al borde de la jubilación política. En ambas elecciones, la derechista Flores era considerada segura para pasar a la segunda vuelta, pero las dos veces García la dejó con las manos vacías, desplazándola del ballottage a último momento por una estrecha diferencia de votos. En las elecciones de 2006, Lourdes Flores acusó a García de haber hecho fraude robándole votos en el recuento en las mesas de sufragio. En 2001 García perdió en la segunda vuelta con Alejandro Toledo y en 2006 se convirtió en presidente derrotando a Ollanta Humala. Luego de esas dos derrotas, Lourdes Flores se ganó la fama de “experta en derrotas electorales” y, frustrada, anunció que no volvería a ser candidata presidencial. Ahora intenta resucitar electoralmente, pero esta vez conformándose con la vicepresidencia, a la sombra del viejo enemigo que frustró sus aspiraciones presidenciales.
“Representa a la derecha de las grandes empresas”, “es la candidata de los ricos”, decía Alan García de su hoy aliada Lourdes Flores durante la campaña electoral de 2006. Ahora, como para que no queden dudas –si alguien todavía podía tenerlas– de su giro a la derecha, consolidado en su segundo gobierno, Alan García lleva como su vicepresidenta a Lourdes Flores, representante del conservadurismo más rancio. En los últimos años, la defensa del neoliberalismo económico los ha ido acercando.
La alianza entre Alan García y Lourdes Flores fue anunciada cuando la candidatura de García se ha estancado y aparece relegada a un lejano cuarto lugar con solamente ocho por ciento. García espera que el reclutamiento de Lourdes Flores le dé el impulso que su candidatura necesita a gritos para mantenerse con vida. La principal base electoral del conservador PPC está en los sectores medios y altos de Lima, ciudad que concentra la tercera parte del electorado y donde a García no le suele ir bien. Por su parte, Lourdes Flores y el PPC son conscientes de su actual debilidad electoral a nivel nacional y del riesgo de ser barridos y desaparecer si van solos a las elecciones. La necesidad de sobrevivir parece clave en el forjamiento de esta alianza. Está por verse si esta alianza suma o, más bien resta, si este matrimonio por interés se consuma felizmente en las urnas o si sus protagonistas terminan autodestruyéndose. Alan García tiene serios problemas para hacer despegar su candidatura. Las acusaciones de corrupción, como los llamados “narcoindultos” dados en su gobierno, lo tienen en jaque. Esta semana, el Poder Judicial condenó a 13 años y 8 meses de prisión a Miguel Facundo Chinguel, cercano colaborador de García, por los indultos otorgados en el gobierno del ex presidente, previo pago de sobornos, como se dictaminó en la sentencia a Facundo Chinguel, a más de cinco mil presos, tres mil de ellos sentenciados por narcotráfico. Facundo Chinguel procesó, por encargo de García, los expedientes de los “narcoindultos” y el ex presidente los firmó.
A cuatro meses de las elecciones, Keiko Fujimori, la hija del encarcelado ex dictador Alberto Fujimori, encabeza los sondeos con 33 por ciento. En segundo lugar está el economista Pedro Pablo Kuzcynski, ministro en el gobierno de Alejandro Toledo y ligado a los intereses de las grandes empresas, con 16 por ciento; tercero el millonario César Acuña, caudillo provinciano convertido en la sorpresa de estas elecciones, con 13 por ciento y en ascenso. Detrás de Alan García vienen el ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006), con 5 por ciento; Verónika Mendoza, del izquierdista Frente Amplio, y el oficialista Daniel Urresti, ex ministro del Interior procesado judicialmente por el asesinato de un periodista, con 2 por ciento cada uno. Todos ellos, excepto Mendoza, coinciden en defender la continuidad del modelo neoliberal.
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