Viernes, 29 de abril de 2016 | Hoy
EL MUNDO › UNA NUEVA PROTESTA CONVOCADA POR SIETE SINDICATOS RECHAZO EL PROYECTO DE REFORMA LABORAL DE HOLLANDE
La jornada de movilización de ayer, la séptima que se organiza en menos de tres meses, fue considerada como una prueba para medir el malestar social con la reforma laboral que será debatida en el Parlamento el martes.
El descontento con el proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno del presidente François Hollande, que será debatido el martes próximo, dejó ayer un centenar de manifestantes detenidos en una nueva movilización convocada por siete sindicatos. Al menos 170.000 personas participaron en las marchas en todo el país, 15.000 sólo en París, según datos de la prefectura gala. El principal sindicato, la Confederación General del Trabajo (CGT), informó que hubo 60.000 manifestantes en la capital y 500.000 en todo Francia. El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, informó en Lyon que se registraron 124 detenciones en varias ciudades, en el marco de las protestas. y que “24 policías o gendarmes resultaron heridos”. La Unión Nacional de Estudiantes de Francia (Unef), principal sindicato estudiantil, condenó el “uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía” –hubo manifestantes heridos– y su presidente, William Martinet, recordó que manifestarse es un derecho. Al gobierno socialista le espera un “Mayo caliente”, anticipó ayer en un comunicado el sindicato estudiantil.
Al final de la tarde, los enfrentamientos continuaban en París, mientras que en Rennes, la prefectura informó de al menos tres policías y un manifestante heridos. “Todo el mundo detesta a la policía”, gritaban jóvenes con el rostro cubierto en Nantes y París, donde las vitrinas y marquesinas de las paradas de colectivos fueron destrozadas. La policía respondió en Rennes con gases lacrimógenos y balas de goma a las latas de humo y proyectiles lanzados por los manifestantes. La jornada de protestas de ayer, la cuarta en un mes y la séptima que se organiza en menos de tres meses, fue considerada como una prueba para medir la determinación de los opositores a esta última gran reforma laboral del gobierno del mandatario socialista, cuando falta un año para las elecciones presidenciales.
La manifestación nacional de la intersindical contra el proyecto de ley impulsado por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, buscó incrementar la presión para que se retire el texto del Ejecutivo. La reforma, según los siete sindicatos de trabajadores y estudiantes convocantes, “contiene grandes peligros para el mundo laboral”, y provocó igualmente malestar en la patronal francesa Medef, que amenazó con romper las negociaciones con los agentes sociales si no se modifica.
La reforma incluye medidas que otorgarían más flexibilidad a las empresas para contratar y despedir a los trabajadores, en un intento por doblegar el desempleo, que ronda el 10 por ciento y que afecta, principalmente, a los jóvenes, con un 24 por ciento de desocupación en esa franja. Según una encuesta elaborada por el instituto Elabe, el 78 por ciento de los franceses considera que existe “un alto riesgo de estallido social” en el país galo. Los opositores, en tanto, exigen que el proyecto de reforma laboral sea retirado de la discusión parlamentaria, iniciativa a la que consideran demasiado favorable para las empresas y un factor de precariedad laboral para los trabajadores, especialmente para el sector de los más jóvenes.
La anterior convocatoria, realizada el 9 de abril, convocó a 120.000 manifestantes en Francia, según datos de las autoridades. El momento más álgido de la movilización tuvo lugar el 31 de marzo, cuando marcharon 390.000 personas, según las autoridades, y 1,2 millones, según cifras de los sindicatos. Jean-Claude Mailly, secretario general del sindicato Fuerza Obrera, aseguró que la movilización “no pierde fuerza, porque esta ley plantea verdaderos problemas”. El líder sindical remarcó además en la cadena parlamentaria LCP que “siempre condenamos ese tipo de violencia, pero ellas tuvieron lugar antes de la manifestación”, al tiempo que reprochó a las autoridades el “excesivo uso de la fuerza de los agentes”. “Somos partidarios de una reforma que esté a favor de los trabajadores, no de las empresas”, explicó a la prensa el sindicalista de la CGT, Reynald Kubecki, quien insistió en la revocación del texto actual.
Los manifestantes tienen previsto expresar de nuevo su rechazo durante la tradicional movilización del 1 de Mayo, protesta que esperan repetir el 3 de mayo, cuando comience a tratarse el proyecto de ley en el Parlamento francés. Además de las manifestaciones que se desarrolaron en todo el país, las huelgas parciales en los transportes provocaron la anulación de un 20 por ciento de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y el retraso de varias partidas y arribos en el aeropuerto de Charles de Gaulle.
La movilización comenzó el 9 de marzo y dio surgimiento, a fines de ese mes, al movimiento ciudadano Nuit Debout” (Noche en Pie), que busca expresar su descontento con la política tradicional. Los opositores a la reforma laboral fueron acompañados por los llamados “intermitentes del espectáculo” —profesionales de este sector en Francia que trabajan de manera discontinua— que actualmente mantienen negociaciones sobre sus subsidios de desempleo. Los intermitentes manifestaban desde el lunes frente al teatro del Odeón, en París, y extendieron su movimiento de ocupación de salas a otras ciudades de Francia. Aunque llegaron ayer de madrugada a un acercamiento con la patronal del espectáculo y el entretenimiento, el acuerdo aún no fue firmado por todas las partes.
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