EL MUNDO
No más muertes, selectivas o no
Israel suspendió ayer por primera vez su política de asesinatos selectivos contra líderes de la revuelta palestina.
Habrá que cruzar los dedos. En un nuevo impulso a las negociaciones de paz en Medio Oriente, el diálogo político entre israelíes y palestinos se reanudó ayer, tras haber estado congelado desde el 14 de enero. Por primera vez, el gobierno de Ariel Sharon anunció la suspensión de los asesinatos selectivos y propuso devolverles a los palestinos en los próximos diez días el control de la seguridad de cuatro ciudades autónomas de Cisjordania a cambio de que grupos extremistas acaten un alto el fuego.
En el primer acercamiento diplomático desde la llegada a la presidencia palestina de Mahmud Abbas, el gobierno israelí ofreció suspender los controvertidos “asesinatos selectivos” de extremistas. Las discusiones políticas entre palestinos e israelíes, que se hallaban en una impasse, fueron retomadas ayer cuando un cercano colaborador del primer ministro israelí, Dov Weisglass, y Saeb Erekat, el ministro palestino encargado de las negociaciones, junto con Hasán Abu Libdeh, director de la oficina de Abbas, se reunieron en Jerusalén para discutir la agenda de un eventual encuentro en dos semanas entre Sharon y Abbas.
Weisglass declaró que “a partir del momento en que los responsables palestinos probaron que estaban decididos a actuar para impedir los ataques terroristas, no hay más motivos para que nosotros no reanudemos el diálogo político”. El colaborador de Sharon aseguró que el ejército israelí no efectuará más operaciones de “liquidaciones selectivas” en los sectores donde los policías palestinos garanticen la calma y la seguridad.
“En cambio, el ejército israelí continuará haciendo todo lo necesario para interceptar a bombas vivientes a punto de cometer un atentado si los policías palestinos no hacen nada para detenerlas”, agregó el funcionario.
Hasta ahora, el ejército israelí procedía a eliminar a los responsables y activistas del Movimiento de Resistencia Islámica palestino (Hamas), de la Yihad Islámica y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa –vinculado a Al Fatah, de Abbas–. Los grupos radicales exigieron al presidente de la Autoridad Palestina que obtuviera de Israel la garantía del fin de las operaciones de asesinatos selectivos, como una de las condiciones para aceptar el cese de sus ataques contra los israelíes.
Otro de los puntos clave de la reunión de ayer fue la promesa israelí de retirar este año sus tropas de todos los territorios bajo control de la AP antes del estallido de la Intifada en 2000. El traspaso de las ciudades cisjordanas de Kalkilia, Jericó, Ramala y Tulkarem se prevé en las próximas dos semanas. Weisglass confirmó que la retirada de las fuerzas israelíes de cuatro ciudades palestinas fue estudiada en la entrevista, y seguirá en la agenda en una próxima reunión que las dos delegaciones celebrarán la próxima semana. “Nuestro interés es fomentar el diálogo con los palestinos, de tal forma que a finales de 2005 no haya ningún soldado israelí ni en Gaza ni en las ciudades palestinas de Judea y Samaria (Cisjordania)”, dijo por su parte el ministro de Defensa Shaul Mofaz, quien se sumará a la reunión de la semana que viene.
La cumbre entre Sharon y Abbas será precedida por varias reuniones de sus colaboradores para resolver sus diferencias sobre la agenda. Los israelíes quieren centrar la cumbre en cuestiones de seguridad, y argumentan que hasta que “no cese el terrorismo no hay lugar para conversaciones políticas”. La ANP exige a Israel que la cumbre tenga un contenido político y que en ella se trate de la liberación de presos palestinos –más de 7000 en cárceles israelíes– y el cese de la construcción de la cerca de separación o “Muro de Cisjordania”. Mientras israelíes y palestinos negociaban ayer, el ejército israelí mató a tres activistas palestinos en la ciudad de Kalkilia cuando circulaban en un vehículo. Este incidente provocó la furia de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que exigieron que Israel cumpliera con su palabra y amenazaron con no mantener su tregua. Pese a este violento incidente, las fuerzas de seguridad palestinas se desplegaban ayer en el sur de Gaza bajo la mirada atenta del ejército israelí. En una escena surrealista, los oficiales israelíes defendían a los palestinos de los colonos judíos, que furiosos ante el despliegue reventaban las gomas de los vehículos de la policía palestina.