EL MUNDO
El terremoto que tiembla por debajo de la eurozona
Nubes de tormenta se están acumulando sobre el euro, la moneda única europea que fue lanzada como una panacea pero que ha sido incapaz de proyectar a sus países a los niveles de crecimiento que se registran en EE.UU.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
La inestabilidad política de la Unión Europea tras el doble “no” de Francia y Holanda a la Constitución golpeó también al euro. El impacto se sintió no sólo en los mercados, con la baja de la cotización frente al dólar, sino en la ya deteriorada confianza pública en la eurozona. Una señal de esta falta de confianza fue la publicación en la revista alemana Stern de unos presuntos planes de emergencia del gobierno de Gerard Schröeder en caso de derrumbe de la moneda europea. Entre los analistas económicos de la city de Londres consultados por Página/12, el consenso es que por el momento no hay tormenta, aunque las nubes empiezan a acumularse en el horizonte del euro.
A más de seis años de su lanzamiento en enero de 1999, la moneda única europea no ha resultado una panacea económica para los 12 países de la eurozona. Uno de los objetivos del euro era poner a las economías europeas a la par con las tasas de crecimiento de Estados Unidos. Según un informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE), desde su lanzamiento la eurozona sólo creció más que Estados Unidos en 2001. Este año las proyecciones son de 1,2 por ciento para la eurozona, comparado con el 3,6 por ciento para Estados Unidos. Algunos analistas piensan que el sector manufacturero de la eurozona se encamina a una recesión.
Estos problemas se agravan con la crisis política que desataron los referendums de Francia y Holanda. Según Bernard Connolly, estratega global del Banque AIG, la Constitución podía proporcionar un marco político para el funcionamiento de la moneda única europea. “Cuando se dice que el dólar funciona en Estados Unidos a pesar de que el ciclo económico es diferente en las distintas regiones, por ejemplo en California y Ohio, se está poniendo el dedo en la llaga porque lo que no se dice es que el dólar puede funcionar para ambas regiones porque políticamente las dos pertenecen al mismo país. El problema es que en el caso europeo no va a haber una unión política, como dejaron en claro los referendums. De modo que en los próximos dos años creo que el euro va a enfrentar serios desafíos”, indicó Connolly.
Según algunos analistas, estos problemas económicos pueden convertirse en un escollo más fuerte que las dificultades políticas derivadas del virtual naufragio de la Constitución. Italia, Grecia y Portugal se encuentran en virtual recesión económica. El remedio suena familiar a oídos argentinos. “Es absolutamente fundamental que los países de la eurozona tengan una estricta disciplina fiscal para que el euro funcione bien. El Pacto de Estabilidad es fundamental”, señaló a Página/12 Gregorious Siorounis, economista griego de Barclays Capitals. En marzo la eurozona relajó las condiciones del pacto que ponen un techo del 3 por ciento al déficit fiscal y del 60 por ciento a la deuda pública. “El gran interrogante es si Italia, Grecia y Portugal van a seguir estas reglas en medio de una recesión económica nacional que exige otro tipo de política”, subraya Connolly.
El economista del Banque AIG compara los problemas de Italia respecto del euro con los que enfrentó Argentina con la convertibilidad en 2001. “Italia no puede devaluar o imprimir moneda para estimular la economía. De modo que puede quedar atrapada en un círculo vicioso como el que desató la espantosa crisis argentina”, señaló Connolly. El viernes el ministro de Seguridad Social, Roberto Maroni, causó una fugaz turbulencia al declarar a La Repubblica que Italia podría salir del euro. El gobierno lo desautorizó de inmediato, pero lo cierto es que se avecinan tiempos agitados para la moneda única europea.