EL MUNDO › ONCE MUERTOS Y 45 HERIDOS ANTE EL CONSULADO DE EE.UU. EN KARACHI
El terror que contragolpeó en Pakistán
Un día después de la visita del secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, a Pakistán, una poderosa bomba estalló ante el consulado estadounidense en Karachi, dejando 11 muertos y 45 heridos.
Por Rory McCarthy *
Desde Islamabad
Activistas islamistas lanzaron un brutal ataque ayer en Pakistán cuando un kamikaze hizo estallar una camioneta con explosivos contra el consulado norteamericano en Karachi, matando a 11 personas. El estallido, que ocurrió poco después de las 11 de la mañana, atravesó la pared perimetral y destrozó los bloques de cemento de seguridad, dejando un cráter en la calle. Entre los muertos, todos paquistaníes, se incluyen policías y dos mujeres. Al menos otras 45 personas resultaron heridas.
El ataque ocurrió horas después de que el secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, dejara Islamabad luego de mantener encuentros con el régimen militar. La policía cree que el atentado es el último de una creciente lista de golpes dados por combatientes paquistaníes que intentan vengarse de la guerra norteamericana en Afganistán y por las nuevas medidas de Pakistán para con los activistas de Kashmir. Al Qanoon, un grupo hasta ayer desconocido, reivindicó el ataque.
Momentos después del ataque, marines norteamericanos sellaron todas las entradas del consulado y tomaron posiciones defensivas. La policía cerró las calles que circundaban el edificio. Ningún miembro del consulado murió, pero un marine estadounidense y cinco empleados paquistaníes sufrieron heridas menores. “Este es el recuerdo vivo del hecho de que nuestra nación está en guerra contra terroristas que usan cualquier medio a su disposición para dañar a norteamericanos y a otros”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer. Un vocero de la embajada norteamericana dijo que el consulado había sufrido “un daño estructural” y que muchas ventanas habían volado. La legación, junto con la alta comisión británica y muchas otras misiones diplomáticas, ya había enviado a casa a la mayor parte de sus integrantes luego de que fueran advertidos de nuevos ataques de grupos activistas ligados con la red Al-Qaida.
Ayer, fuera del consulado docenas de autos permanecían destrozados por las calles, su pintura saltada por el calor de la explosión. Los restos retorcidos de la camioneta Suzuki blanca que llevaba la bomba aterrizaron en una fuente cruzando la calle. “Sentí que una montaña se había caído sobre mí”, dijo un ciclista herido por el estallido. El césped de los normalmente serenos jardines de Bagh-i-Jinnah estaba lleno de escombros. “Escuché una explosión ensordecedora. Había humo por todas partes –dijo Sharif Ajnabi, un guarda de seguridad privado que se encontraba sentado en el parque en ese momento–. Instantes después vi el cuerpo de un hombre volar por los aires y caer cerca de mí... Murió antes de que pudiera darle agua o ayuda médica. Fue una escena horrible.”
La policía admitió que una semana atrás había sido advertida de un ataque suicida en Karachi, pero dijo que no tenía información sobre posibles objetivos o el momento en que éste ocurriría. “(Ellos) tenían un indicio pero no una prueba. también informaron al gobierno central”, dijo una fuente de la policía. El consulado norteamericano es un blanco obvio para activistas paquistaníes, quienes han declarado su odio a Estados Unidos. Las calles que llevan al consulado están frecuentemente cerradas debido a las amenazas a su seguridad. El presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, se está enfrentando a una seria amenaza de una vasta red subterránea que el Estado ha apoyado los últimos 20 años.
El ataque de ayer fue el cuarto contra occidentales en Pakistán en lo que va del año. Los ataques suicidas eran desconocidos en Pakistán hasta hace muy poco tiempo. Los analistas de seguridad han temido que activistas llevaran a cabo un gran ataque en Kashmir durante la visita de Rumsfeld a Nueva Delhi y a Islamabad, pero pocos esperaban un ataque tan importante sobre intereses norteamericanos en Pakistán. Gran Bretaña ha cerrado sus servicios de visa y ha advertido a los ciudadanos británicos sobre la conveniencia de dejar el país. Se espera que el staff diplomático enPakistán se vea reducido a unos pocos miembros pronto, de un establecimiento normal de más de 200.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Giselle Cohen