EL PAíS › EL GOBIERNO BUSCA COMO ESTIRAR SU TIEMPO EN EL PODER
Y un churrasco flaco para quedarse
Por Felipe Yapur
A diferencia de los senadores, los diputados del justicialismo sólo almorzaron en la Casa Rosada un churrasco “flaco”, como lo definió uno de los comensales, y sin la presencia del presidente Eduardo Duhalde, que los abandonó por un invitado de mayor peso: el embajador de los Estados Unidos, James Walsh. Junto al ministro del Interior, Jorge Matzkin, los legisladores se limitaron a discutir la estrategia para conseguir la próxima semana la sanción de las leyes que limitan la campañas electorales y las elecciones internas obligatorias para todos los partidos.
Las normas son importantes para el Gobierno, que las considera “el andamiaje jurídico para preparar un retiro ordenado de la Rosada” y así evitar el fantasma de las elecciones anticipadas, ya que la aplicación de estas normas implican la utilización de ocho meses como mínimo. Una vez más, el obstáculo para el PJ está en sus socios del radicalismo, que no logran –dice el peronismo– disciplinar a la tropa.
La decisión del gobierno de Duhalde es evitar a toda costa un adelantamiento de las elecciones presidenciales y, si es posible, la caducidad de los mandatos. Los legisladores acuerdan con esa posición y por ello no dudan en conseguir la sanción de estas leyes que se enmarcan en lo que definen con “una reforma política total”. Esto significa, para el oficialismo, incorporar en poco tiempo más una nueva modificación a la ley electoral donde se incorporen las candidaturas independientes o, en el mejor de los casos, “flexibilizar” las condiciones para conformar nuevos partidos políticos.
Para el Gobierno la aprobación de la ley que impone las internas abiertas obligatorias tiene un valor estratégico fundamental. El hecho de sumarlas a las elecciones presidenciales implica que todo el proceso electoral insumirá aquellos ocho meses de mínimo.
Para todo esto el PJ necesita de los radicales, pero en las filas del centenario partido no hay una posición homogénea. El miércoles pasado la sanción de estas normas no se concretó porque la conducción de la bancada radical, a manos del catamarqueño Horacio Pernasetti, no logró que todos sus legisladores acompañasen la votación de los artículos de las dos leyes.
Como se trataba de una reforma al código electoral era necesario conseguir 129 votos positivos, una cifra que el PJ sólo podía conseguir con la ayuda de los radicales, ya que el ARI y los partidos provinciales habían anunciado su rechazo.
Antes de la sesión, el radical Luis Molinari Romero había confirmado al PJ que no habría problemas para votar, pero durante el debate los radicales delarruistas Mario Capello y Jorge Pascual, dos integrantes de la mesa del bloque, advirtieron a los justicialistas que estaban en contra y la sesión pasó a cuarto intermedio.
“Se habían comprometido a poner en el recinto al menos 30 diputados. Pero luego nos dijeron que había disidencias que no podían superar. Así no se puede legislar”, se quejó uno de los máximos representantes del duhaldismo en Diputados, no sin antes reconocer que el peronismo apenas puede garantizar 100 diputados en las bancas de los 120 que tiene.
Matzkin, el secretario General de la Presidencia, Aníbal Fernández, y el vocero presidencial, Eduardo Amadeo, escucharon las quejas de los legisladores José María Díaz Bancalari, Juan Urtubey, Miguel Toma y el senador Miguel Pichetto. Entre bocado y bocado, fueron buscando la manera de destrabar los inconvenientes. Matzkin fue el encargado de transmitir el argumento para “salvar” la resistencia que el propio PJ tenía a las elecciones internas abiertas obligatorias cuando hay un solo candidato: “En el hipotético caso de que el justicialismo sea ese partido, ¿adónde creen que nuestros afiliados irían a votar?”. El antiguo manzanista noesperó respuesta y dijo que “votarían al candidato radical que a nosotros nos convenga”. Los legisladores asintieron con cierta admiración.
Con este argumento, los diputados esperan destrabar las diferencias en el radicalismo. al que miran cada vez con más desconfianza: “Con la ley de subversión económica nos hicieron lo mismo. Dijeron que podrían sólo 40 diputados para no perjudicar nuestro proyecto, pero terminaron bajando como 55 y se pudrió todo”, dijo uno de los comensales de la Rosada.