Sábado, 25 de marzo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › FRACASO LA PRIMERA RONDA DE NEGOCIACION SOCIAL EN FRANCIA
Dominique de Villepin y los sindicatos franceses no se acercaron un milímetro en el diálogo de ayer. Hoy es el turno de los estudiantes.
Por J. M. Martí Font *
Desde París
El primer ministro francés, Dominique de Villepin, y los representantes de las cinco confederaciones sindicales –CGT, CFDT, FO, CFTC, CFE-CGC– se reunieron ayer durante algo más de una hora con el único resultado de seguir con las espadas en alto y medir sus fuerzas en la jornada de huelgas y movilizaciones convocada el próximo martes. Los sindicatos forzaron al primer ministro a recibir hoy a las organizaciones de estudiantes, evitando así caer en el juego del gobierno que intenta romper el frente contra el Contrato Primer Empleo (CPE) que precariza el trabajo de los jóvenes.
Sin embargo, la espiral de violencia que empieza a envolver las protestas –más de 600 detenidos en la jornada del jueves– ha introducido un elemento de urgencia en la búsqueda de una salida a la crisis. Lo que para el primer ministro fue “una primera etapa” de las negociaciones, para los sindicatos era la constatación de que Villepin no entiende que la única salida a la crisis y la condición previa a cualquier tipo de conversaciones es la retirada del CPE. A su salida del hotel de Matignon, la sede del primer ministro, los líderes sindicales se mostraron muy críticos y destacaron que, al margen de haber convencido a Villepin para que reciba hoy a las organizaciones estudiantiles, no habían fijado una nueva cita para seguir hablando. “La cita será el martes”, dijo desafiante Bernard Thibault, el líder de la CGT, el principal sindicato de Francia. El frente anti CPE lo forman las confederaciones sindicales y las organizaciones estudiantiles Unsa, FSU, Unef, Confederación de Estudiantes, Fidl y UNL.
El gobierno, sin embargo, se mantiene firme en su defensa del CPE, un contrato para jóvenes menores de 26 años que permite el despido sin justificar durante los primeros 24 meses y que, ante la opinión pública, simboliza la rendija sobre la que debe abrirse paso una reforma laboral más profunda que flexibilice un mercado de trabajo extremadamente rígido. Francia tiene un desempleo casi estructural en torno del 10 por ciento, que aumenta hasta un 22 entre los jóvenes.
Ayer, sin embargo, lo que realmente preocupaba a la sociedad francesa era la violencia extrema que acompañó el jueves a la manifestación de universitarios y estudiantes de Instituto en el centro de París, saldada con 140 detenciones, al menos 60 heridos, incluida una chica de 21 años hospitalizada con un traumatismo craneal. Los coches todavía humeantes en la explanada de Los Inválidos, los muros chamuscados de algunas viviendas de la calle Sainte Dominique, los reventados escaparates de numerosas tiendas, las imágenes –repetidas por televisión– de cómo grupos de pequeños delincuentes agreden por la espalda a jóvenes para robarles el teléfono móvil o cualquier otra cosa, y de quienes ahora se asegura que proceden de las barriadas suburbanas, están creando la sensación de que la espiral de violencia podría alcanzar su clímax el martes en la gran jornada de protesta. Algunos incidentes muestran que la situación podría degenerarse. Ayer la policía desalojó la prestigiosa Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales en el centro de París y detuvo a 72 personas que la ocupaban. La casi totalidad de los ocupantes, según la policía, no eran alumnos del centro.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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